El proteccionismo nunca ha sido una respuesta, nunca será una respuesta. Necesitamos el comercio. Necesitamos tratados comerciales en el mundo entero”.
Frans Timmermans
El libre comercio nunca ha sido popular ni en México ni en Estados Unidos, quizá en ningún lugar del mundo. Hoy más que nunca, sin embargo, estamos viendo un resurgimiento del proteccionismo en Estados Unidos.
Antes los demócratas eran proteccionistas mientras que los republicanos favorecían el libre comercio, pero hoy los dos partidos quieren cerrar las fronteras no solo a la inmigración sino al comercio. En su discurso de aceptación de la candidatura vicepresidencial del Partido Republicano este 17 de julio el senador de Ohio, J.D. Vance, declaró: “En pueblos pequeños como el mío en Ohio, o al lado en Pennsylvania o en Michigan, en estados a lo largo de nuestro país, los empleos se mandaban al extranjero y los niños a la guerra”. Añadió que estaba en cuarto año de primaria cuando “un político de carrera llamado Joe Biden apoyó NAFTA, un mal tratado comercial que envió innumerables trabajos estadounidenses de manufactura a México”.
Vance buscaba hacer eco de muchos de los prejuicios sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA) y sobre el libre comercio en general, pero son solo eso, prejuicios. Para empezar, la propuesta de construir un tratado de libre comercio de Estados Unidos con México provino del republicano Ronald Reagan en su campaña presidencial de 1980. El 20 de noviembre de 1982, ya como presidente, declaró: “Debemos fortalecer el buque de los mercados libres y el comercio justo para que pueda llevar al mundo a la recuperación económica y a una mayor estabilidad política”. El presidente estadounidense que negoció el acuerdo comercial fue George Bush, padre. Al final lo aprobó y firmó el demócrata Bill Clinton, pero porque entendió su importancia. La mayoría de los legisladores que lo aprobaron en 1993 eran republicanos.
Es falso que el TLCAN haya destruido empleos. Donald Trump lo afirmó en su campaña de 2016: “Estados Unidos ha perdido casi una tercera parte de sus empleos manufactureros desde NAFTA”. Si bien es cierto que el país perdió alrededor de 5.6 millones de empleos en manufacturas entre 2000 y 2010, “un 85 por ciento de estas pérdidas de empleos son atribuibles al cambio tecnológico, en buena medida a la automatización, y no al comercio internacional”, apuntaba un estudio de La Universidad Estatal Ball de Indiana. La economía estadounidense se ha vuelto más productiva: produce más con menos personal.
Las empresas han invertido en esta transformación tecnológica porque los salarios en la Unión Americana son cada vez más altos. Los cierres de fábricas en el “medio oeste” se deben a que los sindicatos han impedido la modernización de las industrias. El panorama desolador que Vance narra en su autobiografía Hillybilly Elegy es producto de la declinación en la industria del carbón en la zona de los Apalaches, donde creció.
Cerrar la frontera al libre comercio, como proponen Vance y Trump, solo serviría para disparar la inflación en Estados Unidos. Si Trump cumple con su promesa de imponer aranceles a las importaciones de México, no solo violaría el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), que él mismo negoció y firmó, sino que provocaría una mayor migración de México a la Unión Americana. Pararla generaría una mayor escasez de mano de obra, en un momento en que el desempleo se encuentra ya en niveles muy bajos, y provocaría una dolorosa recesión.
Los proteccionistas no entienden cómo funciona la economía. Piensan que pueden corregir los problemas económicos con barreras y aranceles, pero terminan dañando a todos. Lo sabemos muy bien en México porque hemos tenido políticos proteccionistas desde hace mucho tiempo.
Candidatura
La presión para que Joe Biden renuncie a la candidatura demócrata sigue en ascenso. Hasta ahora las encuestas no muestran un debilitamiento en su intención de voto, pero hay certeza de que no tendrá la capacidad para rebasar a Trump.
www.sergiosarmiento.com