León, Guanajuato.- Ana Maria Rosales Ortega, mejor conocida por sus familiares y amigos como Reyna Rosales de Alaniz, fue un ejemplo de amor y de entrega al prójimo, que falleció el día de su onomástico, en la festividad de Santa Ana, el pasado viernes 26 de julio.

 

El esposo de Reyna, Ricardo Alaniz, exalcalde de León, sostiene la urna con los restos de su esposa. Foto: José T. Méndez Valadez

 

“Te fuiste en tu día favorito y no puedo estar más tranquila y feliz, que el que ya estés gozando de la gloria de Dios: El cielo está de fiesta y no te apures porque yo me seguiré encargando de la fiesta aquí en la tierra”, dijo su nieta Ivonne Robles Alaniz, en una breve semblanza de su abuela a quien le decían también de cariño: “Chica”.

Luego de la celebración de la ceremonia religiosa de las exequias llevadas a cabo en el Templo del Expiatorio, y presidida por monseñor Fidel Hernández Lara, con las cenizas de quien fuera esposa del empresario y exalcalde de León, Ricardo Alaniz, su nieta hizo una pequeña semblanza de su abuelita.

Gracias por haber luchado para ser una guerrera toda tu vida; estoy muy orgullosa de poder ser nieta de la Señora Reyna”.

“Dejas la vara muy alta, pero ten seguro que seguiré tu ejemplo de lucha y de entrega; estaremos bien por estos rumbos, con tu ausencia física, pero siempre en nuestros corazones”, añadió Ivonne.

Un recuerdo que siempre perdurará  en el corazón de sus seres queridos.

“Mi abuela decía que el mejor regalo para una persona era la salud y yo sonreía sabiendo que el mejor regalo era ella. Chica, no sabes la falta que ya nos haces, pero estoy segura que estás en un lugar mucho mejor que nosotros, sin sufrimiento y con una paz tremenda”.

Una mujer que fue ejemplo para su familia

“Gracias infinitas por todos los momentos y viajes compartidos, por enseñarme tanto de la vida, por los chismes y las elecciones, por las risas y las lágrimas y los famosos sobrecitos”, añade su nieta.

 

Foto: José T. Méndez Valadez

 

“Tocaste muchos corazones, y se siente bien recibir mensajes de lo admirada y querida que eres. Te recordaré siempre como un ejemplo de persona y te extrañaré todos los días de mi vida. Te amo con todo mi corazón. Descansa en paz”, subrayó en su mensaje.

Luego de la ceremonia religiosa su hija, Ivonne Alaniz Rosales, agradeció las muestras de afecto hacia su madre.

“Les queremos agradecer a nombre de toda la familia a cada uno que forma parte del corazón de mi madre, a todos los que hoy nos acompañan con tanto cariño y ayudarnos a compartir este enorme dolor y esta enorme alegría; dolor por su ausencia, alegría y paz, porque estamos seguros que está en presencia de Jesucristo Nuestro Señor. Gracias a todos en nombre de todos”.

Su esposo Ricardo Alaniz Posada, quien fuera alcalde de León, del 2003-2006, recordó que su compañera nació el 6 de octubre de 1942, en la ciudad de México, por lo que tenía 82 años.

Se casaron el 30 de noviembre de 1962 en la Iglesia del Sagrado Corazón de María y procrearon cuatro hijos:  Ivonne, Ricardo, Alejandro y Rolando.

Fue una mujer hermosísima y brillante como madre, como estudiante, como hija, como novia. Ya teníamos 61 años y cinco meses de casados”, añadió Don Ricardo.

El triduo de misas por el eterno descanso de la Señora Reyna será en la parroquia de San Rafael Arcángel, en Balcones del Campestre,  Camino a Comanja, 30 y 31 de julio y 1 de agosto, a las 6 de la tarde.

Comentarios de algunas amistades de Reyna Rosales de Alaniz

“Una mujer que supo unir a su familia. Muy integrada con todos, siempre en convivencias con su esposo Ricardo. Tanto Reyna como su esposo eran de México. Nos unió una gran amistad  gracias al basquetbol, pues él vino a León a jugar con el deportivo Chapultepec. Reyna una dama gentil y muy educada”, Arturo “El Pitos” Guerrero.

 

“Era mi madrina de bodas y fue una gran señora que sabía motivar a las personas, a escucharlas y ayudarlas en todo lo que podía. Una mujer muy altruista y de gran corazón“, Gabriel Amador Piña, excampeón de squash.
“Dentro del dolor por la pérdida de un ser querido, está la celebración de la esperanza de una vida eterna. Duele la muerte pero vale la pena por lo que el Señor nos ofrece en su casa”, dijo el padre Fidel Hernández Lara.

 

JRL

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *