Hoy en día ningún leonés o leonesa podría poner en duda que uno de los principales desafíos de nuestra ciudad es el problema del agua, que en los últimos años ha empeorado a niveles alarmantes, lo que nos lleva a ineludibles conclusiones en el sentido de que, si no se aplican soluciones en materia de infraestructura de gran calado, el día cero llegará en poco tiempo.

La pregunta que nos hacemos muchos es ¿por qué llegamos o dejamos que llegara el problema hasta este nivel? la respuesta es difícil, pero en los antecedentes históricos podemos encontrar algunas respuestas.

Es evidente que, para resolver el problema, el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León (SAPAL), no puede hacerlo solo, pues no tiene ni los recursos suficientes ni las facultades legales. Ya lo dijo el director de la Comisión Estatal del Agua, Francisco García, una mega obra hidráulica como la que se requiere, implica una inversión de 18 mil millones de pesos que no los tiene SAPAL, ni el Municipio, y ni el Gobierno del Estado.

Desde el punto de vista político, fácilmente podríamos concluir que habiendo una confluencia de ideologías partidistas (panistas) gobernándonos en los tres niveles, hubiera sido fácil ponerse de acuerdo y resolver la problemática autorizando los presupuestos públicos necesarios para ello. Esto sucedió en el periodo 2000-2006 en donde el presidente de la República, el gobernador del Estado, y los presidentes municipales de León, todos ellos, fueron emanados del PAN.

En ese periodo tuvimos todo para resolver el problema del agua en León, pero principalmente un presidente de México guanajuatense y casi leonés; todas las estrellas estaban alineadas y seguramente por eso, muchos nos confiamos y pensamos que el proyecto del Zapotillo tarde o temprano estaría funcionando. 

En ese entonces nadie pensaba en un plan B o C, la mesa estaba puesta y nuestras preocupaciones se desvanecieron.

Ese fue el punto de inflexión que nunca debió de haberse desaprovechado. Si queremos repartir culpas, ahí está el principal responsable, pues un presidente de la República (Vicente Fox) que no tuvo la voluntad o la capacidad para resolver el principal problema de su ciudad de origen, que es la más grande y poblada del estado que una vez gobernó y que lo catapultó a la primera magistratura, no tiene autoridad moral para nada, por lo menos ante nosotros los leoneses y leonesas.

Hoy en día estamos terminando un Gobierno Federal encabezado por un presidente acomplejado, que utilizó el problema de nuestra ciudad para convertirlo en su venganza personal,  y quien, ante el temeroso gobierno estatal, decidió cancelar el proyecto del Zapotillo, que por cierto a los leoneses ya nos había costado 7 mil millones de pesos.

Los esfuerzos que hoy hace SAPAL en materia de la línea morada para aguas tratadas reciclables y potabilizar el agua mediante la nanotecnología, son proyectos viables, pero de largo plazo, el día a día lo hace bien manteniendo al sistema como el más eficiente en cuanto a producción y facturación del agua, pero sin duda el mayor esfuerzo lo hace la mayoría de la ciudadanía ahorrando y cuidando el agua, lo que nos ha llevado a que cada vez consumamos menos litros de agua por habitante diariamente. 

Nuestra gobernadora electa ya se reunió con la presidenta electa, para hablar, entre otros temas, de dotar de agua a varios municipios, entre ellos León, concluyendo que “hay gran coincidencia para proyectos hídricos”. 

Esto sin duda es una buena noticia y marca una nueva forma de llevar las relaciones con el gobierno federal, ojalá que la Lic. Libia García sí pueda ser una interlocutora eficaz; ser convincente es una de sus fortalezas. 
 

 

 

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