EMPIEZA la cuenta regresiva para saber si el INE, que encabeza Guadalupe Taddei, avalará la sobrerrepresentación de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados. Entre las múltiples voces que han llamado a la mesura de la 4T, ayer se sumó la del Consejo Coordinador Empresarial.

NO ES un llamado de atención que se pueda ignorar fácilmente, pues el organismo cúpula de la iniciativa privada no habla por sí mismo. Si el CCE, que dirige Francisco Cervantes, se aventó a levantar la voz, fue porque la decisión se tomó con el más amplio consejo de los empresarios organizados del país.

Y EN ESTO es importante señalar que cada cámara, sea de comercio, de industria o de servicios, que integra el CCE, no representa a los grandes magnates que se han beneficiado de los mega contratos de la 4T. Se trata, más bien, de los capitanes de empresas que andan haciendo malabares para mantener a flote sus negocios, lidiando al mismo tiempo con la inseguridad pública, la incertidumbre jurídica, las persecuciones fiscales y lo que a las autoridades se les ocurra esta semana.
 
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COMO “una pesadilla”, calificaron diputados de oposición a la maquila legislativa en la que se convirtió la Comisión de Puntos Constitucionales que encabeza el ex priista, y ahora férreo morenista, Juan Ramiro Robledo Ruiz.

ERA TAL la necesidad de sacar adelante a todo vapor las iniciativas que mandaron desde Palacio Nacional a San Lázaro, que las supuestas enmiendas a los dictámenes se aprobaban… ¡sin siquiera leerlas!

CADA VEZ que había alguna “reserva” para enmendar algún párrafo de las reformas, en especial de la judicial, se aprobaba su incorporación a mano alzada, sin que nadie hubiera revisado que en el papel no aparecieran barbaridades.

POR MÁS que los legisladores opositores intentaron enderezar el proceso legislativo, la mayoría morenista y sus compinches, perdón, sus aliados, aplicaban la aplanadora y aprobaban quién sabe qué, pero en tiempo récord.
 
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HUBO ALGUNA VEZ un político que dijo: “Me duele el sufrimiento de la gente afectada por las inundaciones (…) Es la lluvia, pero también la negligencia y la corrupción”. Ojalá que ese mismo Andrés Manuel, que se compadecía por los damnificados del sureste en 2010, se diera por enterado de las inundaciones que hoy se sufren más cerquita: en Chalco.

LOS HABITANTES de ese municipio mexiquense llevan tres semanas bajo el agua, con las calles inundadas y sus casas convertidas en un lodazal. Y aunque les han llevado ¡hasta lanchas!, la realidad es que la situación no mejora y con cada lluvia se pone peor la cosa. ¿Será que al gobierno federal no le importa el asunto porque ya pasaron las elecciones? Es pregunta con los pies en el agua.

 

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