León, Guanajuato.- La Plaza Expiatorio recibe a decenas de adultos mayores cada miércoles con los bailes de danzón; ahí sacan a relucir sus mejores pasos de baile y algunos compartieron sus experiencias sobre otra etapa en sus vidas: ser abuelos y hasta bisabuelos.
Los abuelos agradecen a Dios por estas vivencias y con cariño recuerdan su juventud que se fue transformando en canas y arrugas con el paso de los años.
Ahora, los bailes elegantes de una época dorada los llena de energía, otros se emocionan al recordar los compases de las canciones que durante años les permitían por medio del baile, expresarse de una forma libre.
El Día Nacional de las Personas Mayores y el Día del Abuelo se celebran en la misma fecha -28 de agosto-; sin embargo, hay una gran diferencia entre uno y otro, ya que no todos los adultos mayores son abuelos y no todos los abuelos son adultos mayores.
Es el caso de Patricia Gasca, quien a los 53 años, no es considerada como adulta mayor, pero ya es abuela.
Tengo cuatro nietos, la más grande tiene doce años, me convertí en abuela a los 40 años y ser abuela es algo muy bonito, es comenzar una nueva etapa y siento mucho orgullo ver a mis nietos crecer”, mencionó.
Mes del adulto mayor
En 1982 se decretó conmemorar a nivel internacional, agosto como el mes de la vejez y el día 28 en México se determinó que fuera considerado como el Día del Abuelo.
A pesar de que todos los abuelos mostraron su felicidad al recordar a sus nietos y bisnietos, la mayoría coincide en que para ellos es una responsabilidad que ya no les corresponde, puesto que no tienen la misma energía de antes y solo en algunos casos en los que posiblemente los padres no puedan cuidar de sus hijos, ellos los apoyarían.
En 2016, el Instituto Cultural de León comenzó a organizar los bailes de danzón, un evento recreativo dirigido principalmente a los adultos mayores, las actividades originalmente se realizaron en San Juan de Dios, El Coecillo, Barrio Arriba, Plaza Expiatorio, entre otros puntos, pero durante la pandemia de COVID se suspendieron, reanudándose en 2022: los lunes en San Juan de Dios y los miércoles en Plaza Expiatorio.
Ahora esas personas mayores, en su vejez, se han permitido añorar las canciones que de niños solían escuchar junto con los diferentes ritmos musicales y sus variados estilos de baile, los cuales son recordados a mediados de cada semana, tan es así que igual reviven a través de la ropa un estilo digno de presumir a las nuevas generaciones.
Así lo dijeron:
Tengo cinco hijos, fui abuela por primera vez a los 40 años, para mí ser abuela es estar muy feliz con mis nietos y bisnietos, cada semana nos juntamos toda la familia los viernes”.- Mónica Jiménez, 77 años
Es muy bonito ser abuelo porque sientes amor por ellos, se siente uno a todo dar”.- José Ángel Torres, 81 años
Es una etapa muy padre que Dios me ha permitido vivir y lo disfruto mucho, yo todavía trabajo, soy empleada de un restaurante lavando trastes y cada miércoles me vengo a bailar aquí y los lunes a San Juan de Dios”.- Antonia Mena, 74 años
Es un orgullo ser abuela, pero ya no estamos para cuidar nietos, es muy pesado”.- Josefina Morales Juárez, 65 años
Sentí como que nació otro hijo mío; de padre es una sensación muy bonita, pero como abuelo es un poquito más porque todos nos quieren, nos adoran más”.- Jesús Vela, 76 años
Un baile con la nieta
Remontados a la época de 1930 y al más fiel estilo Pachuco, don Cristóbal Escareño Andrade vestía un traje color vino, una camisa y cinturón negros, zapatos negros con un toque de color rojo y su sombrero negro con una cinta dorada; terminaba por complementar su atuendo con un collar dorado.
Estaba acompañado de su esposa, Gladis Rangel; ella portaba un vestido de encaje en color rojo, maquillaje natural resaltando el color de sus labios y usaba tacones plateados.
A ellos los seguían sus nietos que terminaban de realizar una perfecta sincronización con sus vestimentas.
Llevan 30 años de casados, don Cristóbal vivía en El Calvario y doña Gladis por la colonia El Rosario.
Nos conocimos por la colonia El Retiro, yo andaba de vago, la miré y ahí nos conocimos y se fueron dando las cosas, a mí ella siempre se me ha hecho muy guapa”, mencionó Cristobal.
“Él siempre ha sido muy serio y muy formal, me llevaba muchas serenatas a cada ratito, así me conquistó y luego pasaron seis meses cuando nos hicimos novios”, indicó Gladis.
Luego de cuatro años de relación contrajeron nupcias; tienen seis hijos -dos mujeres y cuatro hombres-, catorce nietos y tres bisnietos.
“Para mí no es tanto que quieras más al nieto que al hijo, pero cuando son tus hijos los soportas las 24 horas del día y cuando son tus nietos solo unas horas y se los avientas a los papás”, mencionó Cristóbal.
“Ser abuelo es la cosa más bonita del mundo, porque sientes que tus hijos volvieron a nacer, los quieres igual que a tus hijos, tal vez más, sí hay diferencia entre ser abuelo y bisabuelo porque a los bisnietos ya no los traen tanto”, agregó Gladys.
En una época en la que la música actual denigra al sexo femenino, el danzón para ellos sigue vigente en sus vidas, tal es así que han inculcado el gusto por este estilo musical a sus hijos y nietos.
“Cuando yo era joven, en la casa se escuchaban este tipo de canciones, danzones, chachachá, boleros y de niños se te quedan grabados y cuando llegué a una etapa adulta retomé lo que en mi casa se escuchaba”, dijo él.
La señora Rangel indicó que para ella el danzón es “un baile muy elegante y muy llamativo; a mí me encanta cómo se viste mi esposo porque no cualquiera se viste así como él”.
Ambos llevan vestimentas acordes a la época de juventud, mismas con las que siempre acuden a los bailes de danzón y de las cuales hasta sus nietos han adquirido el gusto.
Un sastre llamado Salvador me hace los trajes a como yo se los mando pedir; el color, el estilo ya lo sabe y hasta mi nieto pide que le mande a hacer trajes de este tipo. Él no tiene la misma cantidad de trajes que yo y a veces es complicado venirnos combinados”.
Gladis agregó: “A los nietos que hemos tenido sí les han gustado nuestras vestimentas, la música y el baile y para nosotros es muy bonito ver que a ellos les gusta el danzón y quién quita y a lo mejor se convierten en un futuro en grandes bailarines”.
Los mentores de la familia Escareño Rangel hablaron de cómo han sabido llevar tantos años de matrimonio y las opiniones que les dan a los jóvenes de cómo tener una buena unión matrimonial.
“Los jóvenes son muy diferentes a nosotros, nosotros respetábamos a nuestras parejas, actualmente o no se casan o se separan pronto, pero son tiempos muy diferentes.
“Deben tener en cuenta los principios que les enseñan y hay que hacerlos valer, el matrimonio es un compromiso serio, no solo es casarse porque sí”, mencionaron ambos.
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