El Monseñor Domingo Díaz Martínez, arzobispo de Tulancingo, se despidió de sus feligreses la tarde del miércoles, en un video rindió sus principales actividades realizadas durante su representación.
En la primera parte del balance aseguró que se retira contento y satisfecho por las experiencias acumuladas. Entre sus actividades especiales está la realización de 20 asambleas, varios encuentros laicos y visitas que realizó a parroquias.
Durante su trabajo en la Arquidiócesis de Tulancingo enumeró varios encuentros con niños y niñas, además con jóvenes y enfermos.
Organizó el Año Jubilar para conmemorar 150 años de vida diocesana, también el Año Jubilar Mariano y el Congreso Eucarístico.
En su despedida, agradeció las muestras de afecto de la representación laica de la región con la que aseguró tener un buen vinculo.
Entre los trabajos impresos que deja está el Plan Diocesano del Pastoral con ocho objetivos específicos y uno general para el trabajo en las iglesias, junto con 42 oportunidades de trabajo en las parroquias.
Otro escrito que dejará a la comunidad se titula Nuestros Apodos, con vivencias y lecciones que recopiló en 16 años de trabajo en este centro.
LA DESPEDIDA
El 3 de julio fue aceptada su renuncia por el sumo pontífice, el motivo de la separación de este cargo es debido a que alcanzó la edad máxima para ocupar el arzobispado.
Como sacerdote ocupó diversos encargos, entre los cuales el de párroco, coordinador de la Pastoral Vocacional, de la Pastoral Social y de Caritas; se desempeñó como rector del Seminario de Querétaro y vicario episcopal, entre otros.
Su lugar será ocupado por el obispo de Ecatepec, Oscar Roberto Domínguez Couttolenc que será trasladado a Tulancingo.