NO ES UNA buena señal que el gobierno de Claudia Sheinbaum inicie con un conflicto internacional y menos con una pifia del tamaño del Estadio Santiago Bernabéu al excluir de la lista de invitados a la ceremonia de investidura presidencial al rey Felipe VI.

ESPAÑA ESTÁ regida por una Monarquía Parlamentaria donde el rey funge como jefe de Estado y es un símbolo de unidad nacional. Obviamente tiene la más alta representación del Estado español en sus relaciones internacionales.

EL REY ha estado presente en unas 80 tomas de posesión de mandatarios en Latinoamérica, además de ser una figura indiscutible en la comunidad iberoamericana. Para acabar pronto, vino como invitado distinguido a la toma de posesión de AMLO.

LO QUE HA PROVOCADO esta decisión es que el gobierno español decidiera no enviar representación de ningún nivel a la ceremonia de transmisión de poderes. Y si las relaciones entre los dos países estaban más que frías, ponerlas en el punto de congelamiento como inicio de un nuevo gobierno es un pésimo precedente.

DE FONDO está sin duda el enojo de AMLO porque el rey no pidió perdón por lo ocurrido en la época de la Conquista y por no haber respondido la carta que el tabasqueño envió al Palacio de la Zarzuela.

SI EL NUEVO gobierno va a heredar esos pleitos, pues dedicará el próximo sexenio a arreglar entuertos y no a construir nuevas relaciones. Nomás no se entiende esta falta de tacto diplomático, pues hasta el mandatario ruso Vladimir Putin y el venezolano Nicolás Maduro estaban en la lista de invitados.

 

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FLACO, MUY FLACO FAVOR le hacen al Presidente las muestras de idolatría que están mostrando diversas personalidades de la 4T. Ayer tocó el turno a Delfina Gómez, quien en el marco de su primer informe de gobierno dio a conocer una canción que dice algo así como “Gracias por tanto, tanto amor… y por el bienestar”.

POR MÁS QUE la mandataria estatal sienta aprecio por el tabasqueño, nomás no hay manera de justificar el uso de recursos públicos para pagar la composición, el trabajo de la orquesta, la grabación del video, la edición, los arreglos y todo el largo etcétera que implica la producción de este homenaje musical.

 

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POR CIERTO QUE en el primer informe de la gobernadora, llamó poderosamente la atención la presencia de tres de sus antecesores priistas: Eruviel Ávila, Emilio Chuayffet y Arturo Montiel.

EL PRIMERO, ya convertido al credo de la 4T, se mantenía serio y con el cuerpo inclinado como queriendo separarse de sus ex colegas. Por su parte, Chuayffet se veía con apariencia relajada. Y quien de plano no disimuló ni tantito su incomodidad fue Montiel, que no le quitaba los ojos de encima a Eruviel. Historias mexiquenses de amor y odio.

A QUIENES no se vio fue a César Camacho y Alfredo del Mazo. ¿Había un límite de edad?

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