El sexenio del presidente López Obrador se caracterizó por el manejo de un discurso de odio del propio mandatario. Utilizaba el resentimiento social y su desprecio hacia la clase alta a la cual se refería como “fifí” y a la clase media llamándole “aspiracionista”. No faltaban las descalificaciones, mofas y burlas para sus críticos y opositores que aderezaban el discurso populista que engaña y disfraza mentiras para justificar sus acciones y ponderar así su gobierno y agenda política.

       Los ataques del presidente desde el púlpito de la Mañanera generaron el surgimiento de figuras sociales, influencers y grupos que respondían a las agresiones del mandatario a través de redes sociales.  Así se crearon dos bandos antagónicos que alimentaban el odio hacia los enemigos de AMLO y el odio hacia los seguidores de Morena, compartiendo mensajes de lenguaje agresivo y ofensivo que en ocasiones rebasaba los límites del respeto cayendo en bajezas inauditas.

         Durante el siglo XX el discurso de odio resultó eficaz para los líderes socialistas y comunistas, quienes hasta nuestros días han manipulado las emociones del pueblo para conseguir beneficios políticos. En el afán de fungir como un gran líder o héroe, AMLO se ha comparado con Juárez, Madero y más, para dar fuerza a su misión como “salvador del pueblo”. La gente queda obnubilada ante el discurso que habla de grandes logros sociales y obras faraónicas, aunque en la realidad éstas últimas hayan sido un fracaso. Este discurso de odio se caracteriza por su simpleza, frases coloquiales y populistas, dejando siempre en el ciudadano la huella de un hondo resentimiento y venganza hacia los opositores del régimen.   

         Hoy nos encontramos con un México dividido, polarizado y confrontado por el discurso ofensivo y lleno de descalificaciones que el presidente utilizó para embestir a distintos grupos. Es por ello, que resulta realmente refrescante escuchar a Libia Dennise, primera mujer que gobierna el estado de Guanajuato, cuando en su toma de protesta frente al Congreso dio un discurso conciliador en el que dijo extender su mano sincera a todas las fuerzas políticas del estado, y ante las protestas de diputados de la oposición dejó claro que: …“construiremos un estado de libertades, estaremos más unidos que nunca en lo esencial y requerimos de altura de miras, para pensar que el enemigo no es el que piensa diferente, los verdaderos enemigos son la violencia y las desigualdades”. Con la consigna de construir y tender puentes la nueva gobernadora de Guanajuato nos trae un estilo de gobernanza abierto, de escucha y diálogo dispuesto a avanzar por el bien de las y los habitantes de este estado. Un estilo de contraste abismal al de AMLO.

       La actitud propositiva de la nueva gobernadora guanajuatense brinda esperanza para pensar que podemos vivir en paz y tranquilidad.  Su energía contagiosa llena de entusiasmo e invita a sacar lo mejor de cada ciudadano para trabajar en la construcción del tejido social del estado.

       Ojalá esta invitación a trabajar unidos en pro de Guanajuato persista y que los intereses partidistas, de lucimiento y de protagonismo político no sean un obstáculo.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *