Desde niño Eloy Cavazos lleva la fiesta brava en la sangre.
Regresó a León para participar en un festival a beneficio de la Casa de Asistencia para Indigentes (Carpi), y recordó que en la plaza “La Luz” toreó sus primeros becerros cuando era niño.
En entrevista aseguró que respeta el reglamento del Municipio en cuanto a no permitir la entrada a menores de 14 años, pero niega que se fomente la violencia con la fiesta brava.
El torero, ya retirado, dijo que está dedicado a su familia aunque  extraña la adrenalina, las ovaciones, los amigos y los viajes por todo el mundo taurino.

¿Por qué regresó a torear?
Vuelvo para agradecer a todos los aficionados leoneses las muestras de cariño que me dieron a lo largo de mi carrera. León tiene un sitio especial. Aquí toreé mi primer becerro cuando tenía 11 años.

¿A qué edad comenzó a torear?
Desde que tengo uso de razón. Mis padres llegaron a la plaza “Guadalupe”, como guardaplazas en el año 1952, cuando tenía yo 3 años. Jugábamos al toro porque era lo que veíamos todos los días”.

¿Qué opina sobre el reglamento municipal en León de prohibir la entrada de menores de 14 años a las corridas de toros?
Yo respeto a todas las autoridades. Siempre buscan hacer el bien a la gente, pero a veces se equivocan, a veces aciertan. Pero sí puedo decir que todos los niños toreros, como el caso de Julián López “El Juli”, Luis Miguel Dominguín, Fermín Espinosa, Antonio Bienvenida, tantos que empezamos a torear desde niños nuestro primer juguete fue el capote y la muleta, y somos gente de bien, gente buena, que lo primero que hicimos fue comprarle una casa a nuestros padres; cumplir como hijos y hermanos, y que apoyamos a los más necesitados.
Ninguno está en la cárcel por ser un asesino o por ser gente mala. Los toreros son gente buena, que se juegan la vida, que son unos verdaderos atletas. En cambio sí he conocido a muchas autoridades que están en la cárcel por hacer cosas malas”.

¿La fiesta brava es causa de la violencia?
Hay programas televisivos violentos. Lugares donde se consume droga, alcohol, como los antros. Muchos hogares donde hay violencia, y no cuesta mucho trabajo encontrar dónde está la violencia.

¿Cuántas corridas tuvo Eloy en su larga carrera?
Como matador de toros de alternativa mil 907 corridas de toros. He toreado más de 500 festivales, que en la mayoría son benéficos, y 50 novilladas. Toda una vida toreando.

¿La fiesta brava es arte o violencia?
Guanajuato tiene a uno de los más grandes toreros de la historia de la fiesta brava: don Rodolfo Gaona, un figurón del toreo. A mi padrino Antonio Velázquez que puso en alto el nombre de León y de Guanajuato, pero hay personas que cada vez quieren hacer más daño a la fiesta de los toros. Hay partidos de futbol con más violencia, pero no hay quien se meta en eso.

¿Luego de su retiro qué hace, maestro?
  Disfrutar de ver crecer a mis cinco nietos. Cuatro niñas y un niño, tres de Eloy y dos de Jaime. Disfrutar de la vida, de mi familia, a cinco años cinco meses retirado de los toros. Trabajo en la Universidad Autónoma de Nuevo León, dando pláticas motivacionales a los chamacos, de valores, de disciplina.

¿Volverá a los toros?
No volveré a vestir el traje de luces. Me comprometí a torear un par de festivales. Pero ya no me he puesto el traje. Los toreros volvemos por la necesidad de sentir esa adrenalina, esas emociones, los aplausos, de estar frente a un toro, de poder lidiarlo.

¿Y cómo ganadero?
Ya no tengo toros de lidia. Me retiré. Sólo me dedico en el rancho a sembrar.

¿Qué le faltó por hacer en la fiesta?
Como torero pude triunfar en plazas donde a otros se les dificulta, como Madrid, la México, Colombia , Ecuador, Francia, Portugal, España, en todo el mundo”.

¿Qué precio pagó por ser una gran figura del toreo?
Me lastimaron mucho los toros. Tengo 20 cornadas, 15 fracturas. No me dio tiempo de pensar en otra profesión más que el toro.

¿Qué hay sobre su libro ‘Eloy Cavazos, torero de puerta grande’?
Es un libro con anécdotas y relatos sobre mi vida como torero. Una forma de agradecer a toda la afición y amigos que siempre me apoyaron”.

¿Hay Eloy para rato?
Espero cumplir con los festivales taurinos benéficos y regresarme a disfrutar de mi familia y de mi hogar.
Hago un recuento de mi vida en los ruedos. Los toros siempre tienen siempre cinco años cuando salen a la plaza y los toreros cada año son más viejos y eso pesa. Nací el 25 de agosto de 1949, por lo que ya tengo 65 años, y aún troto y busco llevar una vida sana.

¿Qué fue para usted su padre?
No tengo el gran don de escribir, y poder expresar lo que realmente significa mi padre para mí, pero definitivamente si volviera a nacer y tuviera la opción de decidir un papá, escogería de nuevo a mi padre y lo aprovecharía desde el primer segundo de vida para aprenderle todo lo que sabe, todo lo que aprendió a lo largo de su vida, llevándolo a ser, por mucho, más que una figura del torero, un gran ser humano”

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