El 1 de marzo de este año, miles de trabajadores del sistema de salud de la Ciudad de México fueron transferidos obligatoriamente al IMSS-Bienestar, el programa creado por el gobierno del expresidente López Obrador y bajo la supervisión de Alejandro Calderón Alipi, uno de los mejores amigos de sus hijos y traficante de influencias a través de contratos. De la noche a la mañana, ese personal vio desaparecer sus periodos de antigüedad. Varios me relatan tener hasta 10 años laborando y otros que llegaron unos cuantos meses antes del cambio, atraídos por mejores sueldos y horarios que en muchos de los hospitales del sistema privado.
El argumento para mover a doctores, doctoras, enfermeros, enfermeras, personal administrativo y de trabajo social al IMSS-Bienestar fue que se debía homologar el sistema al del resto del país, sin embargo, en la Ciudad de México ha reinado el caos y a partir de este lunes será un nuevo problema para la presidenta Claudia Sheinbaum y para la jefa de gobierno, Clara Brugada, recién llegadas al poder.
Al día de hoy, 160 trabajadores de distintas alcaldías que forman parte de los centros de salud T1, T2 y T3, como se les cataloga según su importancia y tamaño, acumulan entre tres y diez quincenas sin recibir su salario. No sólo eso. El 10 de septiembre pasado los obligaron a presentarse en el edificio anexo de Tlatelolco, ubicado Insurgentes Norte 423, para firmar sus renuncias.
Fueron recibidos por los funcionarios Valeria Olvera, Griselda Castañeda, Hugo Torres y Alejandro Salmerón. Este último tomó el mando en el encuentro y les entregó el documento que debían firmar para dejar el interinato y pasar a la basificación del nuevo esquema. En la parte baja, aparecía una leyenda que decía que los trabajadores aceptaban que el gobierno no les debía nada. Varios empleados de salud saltaron ante la ilegalidad y Salmerón respondió que o firmaban así o no serían contratados ni recibirían los pagos atrasados.
Las acciones por la arbitrariedad ya están en puerta. Los trabajadores me dicen que el lunes 7 de octubre llevarán un documento firmado para exigir el pago de sus sueldos pendientes, además de sus primas vacacionales y fondos de ahorro. Resaltan que a pesar del incumplimiento del gobierno no han dejado de trabajar un sólo día. Estará dirigido al director del IMSS-Bienestar, Alejandro Calderón Alipi. Si no hay respuesta, el siguiente paso será ir a protestar en Palacio Nacional y un bloqueo por tiempo indefinido en el cruce de Reforma e Insurgentes.
Tal vez en el IMSS-Bienestar minimicen a estos 160 trabajadores inconformes y dirán que es un bajo porcentaje en comparación con el número general, sin embargo, al interior relatan que la molestia también alcanza a los líderes administrativos quienes ni siquiera estaban enterados de la estrategia de cambio y las presiones.
Claudia y Clara pueden evitar que el problema crezca, sólo que el origen se quedó enquistado desde el sexenio anterior.
Stent:
¿Qué mala vibra sentirían los nuevos inquilinos de las oficinas frente a Santo Domingo que hasta una limpia mandaron a hacer?
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