Buenos Aires, Argentina.- La partida de Fernando Gago de Chivas, adelantada este sábado por Súper Deportivo, tiene que ver con su amor por Boca. Y a pesar de que él intentó negar todo tipo de contactos antes del partido con Atlas, tendrá que asumir que su salida le genere no volver a dirigir en México por unos cuantos años.
Es que el propio argentino desde el jueves tenía un acuerdo con Boca y el sábado le comunicó, vía mail, al Rebaño Sagrado que iba a ejecutar su cláusula de salida de 2 millones de dólares.
Gago, que en su época de jugador no solía dar reportajes, quedó expuesto por no saber comunicar bien. Haber negado los llamados, pero no confirmar que iba a seguir en Chivas lo expusieron. Hubiera sido más fácil decir: “Señores periodistas, respeto su trabajo, pero voy a hablar solo del partido”. Como gran parte de los entrenadores de su país, no está preparado para declarar en momentos calientes. Y eso, sobre todo en este mundo tan globalizado, es parte del trabajo.
Lo primero que hay que decir es que la cláusula fue puesta de común acuerdo, por lo que Fernando no hace ni más ni menos que hacer cumplir lo que está en un contrato. Lo que se cuestiona aquí son las formas. Y, se sabe, en México se considera “normal” echar a un DT y pagarle su indemnización, pero no está bien visto cuando la situación se da al revés. Más allá que Gago ama a Boca y eso hizo que no dude ni un minuto de su decisión, se sabe que en México aún quedan resabios del pacto de caballeros y serán los propios dirigentes los que, a la hora de empezar a buscar alguien para traer a estas tierras, seguramente no miren a este entrenador.
¿En qué está la situación? Los abogados de las partes ya trabajan en la rescisión del vínculo, más allá que es imposible saber los tiempos de su salida y no hay que descartar que dirija el clásico ante el América en Houston. Una vez resuelta su salida, tal como adelantó este medio, Gerardo Espinoza será quién lo suceda en el cargo.