En el beisbol, las cosas se pagan tarde o temprano, pero siempre se pagan. Así ha sido, es y será siempre este deporte que despierta un sinfín de emociones en directivos, fanáticos y peloteros que se reúnen en un campo que es analogía al lujo.
De nuevo, como sucede en cada Postemporada, el mejor beisbol del mundo nos vuelve a dejar una lección para la posteridad y que es más que aplicable en la vida cotidiana: NO hables y NO rías antes de tiempo.
Aunque no se niega que alimenta la competencia y rivalidad, un equipo como los Padres de San Diego es más propenso a quedar en ridículo que ningún otro.
Juegan el papel de villanos, pero también el de pedantes e inmaduros. Y aunque no son los únicos existentes a lo largo de toda la historia de las Grandes Ligas, sí son los que más resuenan por ser algo que sucede en la actualidad.
En esta serie contra los Dodgers de Los Ángeles, a quienes eliminaron en la Postemporada 2022 con tres victorias consecutivas en la Serie Divisional de la Liga Nacional, se tragaron sus palabras y ademanes más temprano que tarde.
En el primer juego, que tuvo registro el sábado 5 de octubre, todo marchó sin dimes y diretes. Los Dodgers ganaron 7 a 5 al venir de atrás en una pizarra que comenzó ganando el rival 3 a 0. Sin embargo, el domingo 6 de octubre, comenzó la fiesta, y los Padres demostraron que, si no saben ganar, mucho menos sabrán perder.
Desde el primer inning, cuando Jurickson Profar le robó el jonrón a Mookie Betts, los ánimos se comenzaron a calentar con los fanáticos. En cualquier chance, el jardinero izquierdo se encargó de mantener la llama caliente e, incluso, aumentar su intensidad.
¿La consecuencia? Los insultos y el lanzamiento de objetos de algunos fanáticos en la séptima entrada. Eso molestó en demasía al mismo Profar, que solo apreció el resultado de sus actos.
El juego se detuvo, y mientras Manny Machado se hacía de palabras con John Flaherty y lanzaba una bola con dirección a Dave Roberts en el dugout local, Fernando Tatis Jr. comenzó a bailar en tono de burla a los fanáticos del jardín derecho y, de manera discreta, llamarlos llorones.
En el dugout, el jardinero derecho se volvió a burlarse de los aficionados, sacándoles la lengua y mandándoles besos, reiterándoles que se podían ir.
En términos de beisbol y solo beisbol, Tatis Jr. dio un juegazo. Se fue para la calle dos veces y remolcó tres carreras. En términos de actitud y respeto, dio una terrible demostración.
Y está bien, estoy de acuerdo que los fanáticos no deben lanzar objetos en ningún momento, ¿pero la madurez de los peloteros? ¿Dónde queda? ¿Por qué calentar el ambiente y después hacer como que nada pasó? A toda acción, hay una reacción y ese domingo, los tres que mencionamos de los Padres, tuvieron muchísimo que ver.
Ya el martes, con la serie que regresó a Petco Park, los locales se sentían más que ganadores. Un rally de seis carreras contra Walker Buehler en la segunda entrada, marcó el rumbo de un juego en el que Tatis Jr. dio cátedra de su poder con otro jonrón y dos empujadas.
Aunque Teoscar Hernández le dio vida a los suyos con un Grand Slam, la pizarra fue negativa y los Dodgers se pusieron contra las cuerdas al perder 6 a 5.
Pensar que ya estaba ganada la serie fue el acabose para los Padres. El miércoles, el bullpen angelino demostró que es el MEJOR de las Grandes Ligas en esta Postemporada, al lanzar una blanqueada de nueve entradas que le dio vida a Dodgers con victoria de 8 a 0.
Eso caló muy hondo y se notó bastante en el quinto y decisivo. Los Padres, estoy seguro, no tenían en su radar regresar a Hollywood para finiquitar la serie. Ellos tenían pensado hacerlo frente a su gente, pero como su plan no salió, tuvieron una actuación para el olvido en el quinto y decisivo.
Yamamoto, secundado por Phillips, Vesia y Treinen, dieron cátedra de cómo jugar esta clase de juegos. No se equivocaron en ningún lanzamiento y los Dodgers ganaron con su segunda blanqueada consecutiva. Además, le dieron el vergonzoso récord de 24 innings consecutivos sin anotar a la franquicia rival.
Tatis (4-0), Profar (3-0) y Machado (3-0) batearon basura. En el momento más decisivo, desaparecieron y tuvieron que tragarse sus palabras y actitudes.
Una oportunidad para mejorar
A pesar de todo, estas dos derrotas y eliminación, deben ser un aliciente para corregir y mejorar.
Es innegable el poder al bate de Fernando Tatis Jr., pero no podrá alcanzar el estrellato si sigue con esas actitudes de inmadurez. El dominicano es un peloterazo, sin embargo, de no corregir ese tipo de actuaciones contra los fanáticos, se quedará estancado y será uno más del montón.
Lo mismo para Jurickson Profar. Él es un extraordinario jardinero izquierdo y es muy regular con su bate, pero también sus actitudes terminarán por mermar su rendimiento.
Aunque para algunos la esperanza con Manny Machado está perdida, yo aún tengo la mínima de que pueda corregir sus actitudes. Entiendo que es un patrón que se repite desde los Orioles de Baltimore, pero siento que la voluntad puede ser propia de su persona.
En conclusión, para cada uno de estos peloteros, esto fue una oportunidad enorme para darse cuenta de sus errores y tener voluntad de corregirlos.
Su techo es muy alto y ojalá, tanto ellos como su organización, puedan darse cuenta de ello. De lo contrario… ya ustedes pueden predecir el futuro.
-El Dugout del Gabo.