Estimado José Luis: 

Leo con extrañeza tu artículo sobre el Fidesseg, porque sé que, normalmente, estarías de acuerdo con los que defendemos el modelo. Quiero pensar que el asunto parte de una falta de información, y deseo argumentar, cordialmente, en contra de algunas de las cosas que afirmas.

Antes de comenzar, me gustaría que recordaras qué había antes de que existiera este esquema de financiamiento de las OSC. Antes del Fidesseg, en el 2014, por poner un ejemplo, Sedeshu repartió, en todo el año, cerca de 45 millones de pesos en dos tandas. En la segunda convocatoria repartió poco más de 24 millones de pesos. De ellos, obsequió 16 al Teletón de Irapuato, es decir, un 64.4%. El resto se repartió entre otras 34 instituciones, que obviamente recibieron un porcentaje muy menor. Unas 25 más presentaron proyecto y se fueron con las manos vacías. 

En esa segunda convocatoria presentó solicitud también un centro de rehabilitación en Celaya, y le dieron un 4%. La segunda que más recibió. ¿Era prioritaria para la Sedeshu la rehabilitación? ¿tan por encima de cualquier otra necesidad social en el estado? ¿Quién definió esos criterios? ¿cómo se aprobaron? Ni a las asociaciones, ni a ningún organismo autónomo se les daba vela para ese entierro. Esto para que lo contrastes con las cuentas que haces sobre la cantidad de asociaciones que son apoyadas actualmente por el Fidesseg.

Hay que decir que en el esquema actual no son los empresarios los que deciden a dónde van los recursos. Hay una estructura en la que participan miembros del gobierno estatal y sí, empresarios, a veces representados por otros miembros de la sociedad civil. La aprobación de los proyectos lleva un proceso largo y complejo en el que intervienen muchas personas. ¿Por qué los empresarios? Porque este fondo surge de una iniciativa de ellos, y si no fuera por eso, seguirían un repartiéndose los 45 millones anuales entre unas cuántas asociaciones. ¿Podría abrirse a más? Creo que sí, desde luego. 

Haces una separación muy curiosa entre “asociaciones empresariales” y las otras. Es verdad que hay asociaciones más consolidadas que reciben apoyos de empresarios con más o menos recursos. Creo que la mayoría buscamos donativos de empresarios, y te aseguro que a Don Bosco hay muchos empresarios que lo apoyan. Pero sé que el fideicomiso ha apoyad, a asociaciones pequeñas que trabajan, por ejemplo, en proyectos rurales en el norte del estado, o en zonas conflictivas en el sur del estado, o a quienes atienden a jóvenes con problemas de drogadicción. 

Me parece que esa clasificación, entre asociaciones “empresariales” y las ¿populares? no solo es endeble, sino que no llega al fondo del asunto: las OSC no estamos recibiendo los recursos para gastarlos en lujos, sino para dar servicios a la población más vulnerable. Nosotros, lo confieso, recibimos recursos para comprar instrumentos musicales, para pagar a nuestros maestros de la orquesta, para pagar a los maestros de la Prepa AUGE y eso nos permitió crecer más y llegar a más personas. Nunca habíamos recibido un apoyo así del gobierno estatal.

Tienes razón en que el proceso ha sido a veces farragoso y burocrático, aunque hay que decir que buena parte de la tramitología venía impuesta desde Sedeshu. Tienes razón al decir que es necesario que cada vez más asociaciones, especialmente las más pequeñas, puedan acceder a los recursos. Esas son cosas que se deben mejorar, y se pueden mejorar mediante el diálogo.

Déjame decirte que el asunto no es estar a favor o en contra de Libia. Coincidimos plenamente en que es necesario hacer más para llegar a más gente, para servir más. El conflicto por ahora es que, después de meses de estar intentando tener un diálogo, de manifestarnos desde las OSC para hacer juntos un balance y proponer mejoras al mecanismo, se nos dieron largas y se nos convocó de repente a conocer un modelo que se presenta como algo definitivo y acabado y que, desde nuestra perspectiva, tiene riesgos de perder la independencia que tenía el Fidesseg.

No existe un modelo único, pero tú, desde tu larga militancia en las luchas de la sociedad civil, estarás de acuerdo conmigo en que, con un esquema que involucre a la sociedad civil, el empresariado, el gobierno (incluso al legislativo) podemos tener un modelo que:

– Esté libre de intereses partidistas y políticos, y también gremiales.

– Evite la discrecionalidad y se garantice la transparencia.

– Sea inclusivo, reconociendo la diversidad de las iniciativas ciudadanas.

– Fomente la emergencia de nuevas OSC, al recibir el apoyo para su crecimiento.

La operación del modelo podría mejorar, evitando dilaciones innecesarias y procesos a veces excesivamente burocráticos.

Por último, te quiero decir que una de las mejores cosas que ha traído este momento de ajuste, es que las OSC del estado nos estamos organizando y estamos construyendo una representación con la que seguramente tú soñaste también alguna vez. Te invito, a ti y a todas las OSC que no se habían enterado de este proceso, a sumarte a este movimiento que amenaza con crear un nuevo sujeto colectivo que no existía en Guanajuato. Ahí podemos seguir charlando sobre este tema. Un abrazo.

David Herrerías

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