Con esos grandes ojos color alfalfa, me preguntó: “¿Tú te exploras?” Intimidada y con el ceño fruncido, preferí eludir la respuesta. Ella insistió, con su voz suave y dulce: “Velia, es importante que te autoexplores y te realices análisis, ya que el cáncer de mama -que requiere autoexámenes- y el de útero -que necesita análisis anuales- son enemigos silenciosos. Cuando te enteras, a menudo ya es muy avanzado”. La verdad es que no tenía ni idea de lo que me hablaba; en casa nunca se había platicado del tema y, por lo tanto, no le daba importancia. Así se lo hice saber.
“Es más frecuente de lo que imaginas”, me respondió, seria y contundente. “¿De verdad?” pregunté. “Sí, me acabo de detectar una bolita y me haré una biopsia”. La escuchaba, asombrada; su tranquilidad y el amor con el que me explicaba eran conmovedores. Los días que siguieron fueron complejos: enfrentarse al diagnóstico y a la difícil cura fue todo un reto; más juntas, cercanas a Dios, tejiendo una red amorosa con tantas amigas que se le brindaron vivió esos largos e inciertos vaivenes.
Años después, cuando creíamos que aquello había sido solo un mal sueño, la misma historia se repitió, mas la oportuna autoexploración ayudó a vivir el difícil proceso de sanación; recuerdo que me abrazó y susurró: “Fue la rifa del tigre. No te apures, esto normalmente no pasa”. Su corta estancia en esta vida estuvo llena de trabajo al servicio de los demás. En su búsqueda, descubrió que podía fundar en Celaya RETO, una organización civil que crea conciencia no solo sobre la autoexploración, sino que ofrece donaciones de prótesis, mastografías, análisis, apoyo en quimioterapias, consultas, pelucas, preciosos turbantes y, sobre todo, mucho consuelo y consejo.
El nombre de la organización está relacionado con el desafío físico, moral y espiritual al que se enfrentan las mujeres ante esta devastadora enfermedad. La ilusión de Gabriela estaba enfocada: “Cada mujer superviviente de cáncer hace realidad un sueño que parece inalcanzable; al sanar juntas, con esa ala rota, podemos lograrlo, se teje una red que ayuda a otras”.
Octubre se caracteriza por difundir la importancia de la prevención. Mi entrañable amiga Gabriela Pichardo tenía razón, el cáncer de mama es muy común, no respeta edades -hay alta mortalidad en mujeres de más de 70 años como en las de 20- y se mantiene líder como una de las principales causas de mortalidad. Por eso, autoexplorarse debe ser una prioridad que no debe omitirse después de la menstruación. Así que si tú, que me lees, piensas que eres inmune, no te equivoques ni te confíes. Aprende a explorarte, ya sea a través de los muchos videos que existen en internet, acercándote a RETO o preguntando a tu médico. ¡Hazlo! no es doloroso ni difícil; solo es cuestión de aprender y ser constante. Recuerda que un análisis de Papanicolau no debe olvidarse, es obligatorio una vez al año. InsMujeres Celaya ofrece mastografías a muy bajo costo con la cooperación de un afamado sanatorio, así que el costo no puede ser un pretexto para no hacerlo.
Cuidar nuestra salud es un acto de amor hacia nosotras mismas y hacia quienes nos rodean. Hacer de la autoexploración un hábito puede marcar la diferencia entre la incertidumbre y la tranquilidad. No esperes a que sea demasiado tarde; revístete de cariño hacia ti y conviértete en la guardiana de tu propia salud. Cada paso que des hacia la prevención es un paso hacia la vida, hoy contigo, somos rosa.