Con motivo del aniversario de su nacimiento (11 de noviembre de 1928), resulta inmejorable oportunidad para recordar y escribir sobre la vida y obra de Carlos Fuentes Macías, uno de los mejores escritores mexicanos, reconocido como el pionero del cuarteto identificado como los escritores del llamado boom latinoamericano, conjuntamente con Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar.
Todas sus biografías incluyen su paso y licenciatura obtenida en la Facultad de Derecho de la UNAM, aunque en ninguna indican el periodo de esos estudios ni su fecha de graduación; pero por su edad y fecha de su retorno a radicar en la Ciudad de México, estimamos que sería entre los años 1947 a 1951; sin embargo, en un número especial de la Revista Muy Interesante de homenaje al escritor (Año XXIX-Núm.74. 25/05/2012 Págs. 6 y 7) con motivo de su fallecimiento (15/05/2012), encontré el dato de que inició la carrera de Leyes en la UNAM, pero la dejó al poco tiempo para ir a Europa, primero a Suiza a los cursos en el Instituto de Altos Estudios Internacionales y se dedicó a explorar la lectura de los clásicos de la lengua española, luego a Hermann Broch y Thomas Mann; enseguida de concluir sus estudios y tesis en 1951, regresó a México y a la UNAM para continuar su carrera de Derecho bajo la batuta de Mario de la Cueva, pero sin precisar fecha de titulación y egreso. Si algún amable lector pudiera aportarme ese dato exacto, se lo agradecería.
Este gran baluarte de la literatura mexicana abordó varias actividades culturales aparte de su desarrollo profesional, como diplomático, pues escribió novelas, teatro, guiones cinematográficos, ensayos, artículos, cuentos o relatos y muchas charlas y conferencias sobre variados temas; fue tan vasta su obra que me ha sido difícil compilarla toda.
Durante los casi 18 años que radiqué en la Ciudad de México, lo seguí, asistiendo a los eventos que más pude en diversos recintos universitarios y en otros escenarios culturales; siempre al pendiente del lanzamiento de sus nuevas obras.
En los años 50 colaboró en la revista “Medio Siglo”, con el grupo de los entonces jóvenes intelectuales escritores como Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, Salvador Elizondo y Sergio Pitol. Su carrera diplomática, como su padre, lo identificó con la de otros escritores mexicanos sobresalientes y con esa misma vocación como Federico Gamboa, Amado Nervo, Alfonso Reyes (de cuya obra tomó el título de su novela “La Región más Transparente”) y obvio también del más grande, Octavio Paz, quien sí logró el Premio Nobel de Literatura en 1990.
Otros detalles de su vida y personalidad que me encantaban, independientemente de su genial obra, era su pulcritud y su forma de vestir y presentarse en público. Cuando joven lo identificaban como “el dandy de las fiestas” y ya maduro siempre fue cuidadoso en su arreglo. A continuación, transcribo parte de una crónica del periodista Carlos Loret, sobre Carlos Fuentes: “La sonrisa gentil, la voz cálida y seductora y el impecable aspecto de quien lucía siempre como acabado de salir de la regadera, recién perfumado. Alto, pelo cano, pantalón de vestir combinado a la perfección con una camisa formal y un suéter delgado, cashmere tal vez, a los que a veces sustituía un traje oscuro que parecía confeccionado a la medida. El remate, zapatos con personalidad boleados la víspera y una corbata firme o algún pañuelo en el bolsillo. Algo de caballero mexicano, otro tanto de gentleman inglés… Yo acudía puntual a su llamado. Aparecía, estilo perfecto, unos minutos tarde, los del protocolo. Nunca desaliñado, demacrado, avejentado, dejado de sí mismo, menos enfermo. ‘Cuando tenga sus 80 quiero verme como usted’ me atreví a decirle una vez frente a la cámara, y se sonrojó.” Quizá por eso era seleccionado por el “jet set” de la época para asistir a las mejores tertulias y fue atractivo para las mujeres de todo tipo, incluyendo actrices como Rita Macedo, Jean Seberg, Candice Bergen y otras. Recordémoslo, leyendo alguna de sus obras, ya tengo en mis manos “La Frontera de Cristal”.
RAA