La basura es un reflejo de lo que son las comunidades humanas. A mayor cultura y educación, menor cantidad de residuos sólidos urbanos (RSU). Si bien es cierto que la humanidad ha evolucionado tanto en tecnología, como en sistemas de convivencia, la realidad es que América Latina también en esta cuestión, tiene enormes rezagos que reflejan cómo somos y cómo pensamos. Así, que el ser “limpios”, de plano, no se nos da a los mexicanos. Por eso, los sitios de confinamiento, los “rellenos sanitarios” son la última expresión de nuestra incapacidad de poder reducir, reciclar y reusar, todo aquello que nuestra sociedad de consumo nos pone a comprar y pues al final, solo lo aventamos a las bolsas de basura para que el municipio se haga cargo de ello.

Estos lugares de confinamiento, son sitios sin control, aunque algunos municipios de Guanajuato pretenden mejorar la recolección de basura. Nuestro municipio es el tercero más poblado del país. Somos 2 millones de habitantes y con una intensa actividad económica que nos tiene siempre en el primer lugar en aportaciones al producto interno bruto (PIB) del estado y en el noveno a escala nacional si nos comparan con ciudades de gran actividad económica de acuerdo al IMCO. Nuestra generación de RSU per cápita se redujo de 1.02 kg/hab/día en 2005 a alrededor de 0.71 kg/hab/día en 2024, como resultado parcial de una cultura de reciclamiento. En el volumen absoluto de los RSU que generan en las viviendas al día, el volumen diario está en casi 1,000 toneladas y de acuerdo a estadísticas ha habido una disminución en los últimos 20 años de casi 15%. También en cuanto a la generación per cápita (por persona), esta se ha reducido paulatinamente. Todo esto, porque por necesidad, estamos “comercializando” en toda la cadena de valor, algo útil y valorado, como el papel, cartón, plásticos, fierro, vidrio.

Pero, aun así, la basura nos ahoga. De acuerdo a información de la Secretaría del Agua y Medio Ambiente estatal, en el estado hay 44 sitios de disposición final de los residuos sólidos urbanos, pero 31 de ellos no cumplen las especificaciones para ser considerado un “relleno sanitario” como marca la normativa. Los leoneses todavía no tenemos la cultura urbana para ser ordenados y no tirar basura en las calles y fueron este año, 20 toneladas de basura las que fueron retiradas de las alcantarillas por el municipio, por el SIAP, organismo que desde su creación ha mostrado ser una entidad eficiente (este problema ambiental nos genera siempre riesgos durante la temporada de lluvias).

En esto, como en todas las dimensiones de la vida humana, solo se puede dar solución con fuertes multas y buenos incentivos; así tendría ser en nuestro querido País y en este terruño. Claro que debe haber megaproyectos como tener una gran planta procesadora de residuos y acordar con todos los intermediarios clasificadores que recogen la basura en las colonias; pero procesar basura de los dos millones de habitantes que somos, es algo muy complejo. De haber pequeñas granjas urbanas en espacios disponibles en parques lineales, podríamos compostar al menos la cuarta parte de los residuos que generamos en las casas y en los negocios, pues allí hay residuos orgánicos. Además, reducir otra cuarta parte con una verdadera cultura de reciclamiento. Pero la otra mitad, debe ser necesariamente reciclada mecánicamente en una gran planta que nos daría dinero y no problemas.

Esto podría hacerse realidad en espacios como la antigua planta de cementos en el sur de la ciudad, que reúne todas las características y con un esquema eficaz como el del SIAP. Esto es, bajo un modelo de gestión mixto (participación pública con fuerte participación privada) y con un esquema de reciclamiento de los RSU que genere valor y dinero, provocando salud financiera como la del SIAP, cuyo servicio, por cierto, es bien calificada por la ciudadanía de León y aun con las restricciones que tiene en sus quince años de operación. Tendremos que seguir con campañas de separación diferenciada de residuos, el intercambio de enseres domésticos por residuos valorizables, el desarrollo de la red de recuperadores urbanos (credencialización y capacitación de las personas que se dedican a pepenar), la reutilización de neumáticos para la industria de construcción y cementera, el reciclaje de vidrio, la recolección de baterías y la producción de biogás como se hace en El Verde, todo, para ser una ciudad vida, sustentable. 

 

RAA

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