Espectacular mano a mano taurino en la plaza Revolución de Irapuato. Diego Silveti fue el triunfador al cortar dos orejas, una en su primero y otra a uno de Bernaldo de Quiróz, lidiado en sexto lugar.

El valenciano Enrique Poncen se despidió de la afición del Bajío sin pena, ni gloria. Lidió y mató cuatro astados que poco colaboraron, y bajo las notas de las golondrinas, se retiró con clase, pero sin premio.

Ponce sólo tuvo destellos de su arte y maestría y se salvó de un percance serio al tropezar ante su segundo toro y luego al entrar a matar, también cayó a la arena.

Se le vio cansado y hasta molesto con el juego que dieron los astados.

Se fue en blanco, no cortó nada, y sólo saludó desde el tercio en su primero. Regaló un astado, que al igual que toda la corrida de Campo Hermoso, resultó descastado.

El guanajuatense Diego Silveti cortó una oreja en su primero a base de echarle afición y entrega.

En su segundo, silencio y su tercero de la lidia ordinaria fue regresado al corral, al inutilizarse al romperse el pitón derecho.

Le echaron uno de Bernaldo de Quiroz al que le cortó una oreja.

Los toros de Campo Hermoso bien presentados, pero en general descastados, faltos de raza y con poca fuerza. Algunos mostraron nobleza, pero una corrida infame.

La plaza registró media entrada, cuando se esperaba un lleno. Buena entrada en compra y pobre en Sol.

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