Durante una entrevista para MSV Noticias, Xóchitl Gálvez destacó la necesidad de construir una alternativa política distinta, un nuevo partido alejado del PRI y el PAN, y enfocado en la rendición de cuentas y la cercanía con la ciudadanía.
En paralelo, Guadalupe Acosta Naranjo, hombre de izquierda y exlíder del PRD, trabaja en la formación de un nuevo partido llamado Frente Cívico; dice que este no tendría ideología y recibiría a los inconformes con la 4T. Gálvez no descarta una futura coalición con el Frente Cívico, y no deja de criticar severamente a sus exaliados, el PRI, PAN y PRD.
Lo más intrigante de estas dos iniciativas es su resistencia a adoptar un compromiso ideológico, una definición histórica. Un amigo entrañable, quien colabora de cerca con Gálvez, en un restaurante me comentó sobre la formación de un partido sin ideología ni doctrina. Pero hablan de valores, aunque contradictoriamente niegan la ideología. El andamiaje de una doctrina social y económica es fundamental, porque proporciona un pensamiento rector para abordar problemas públicos y proponer soluciones coherentes; además, un partido huérfano de ideología carecería de narrativa para conectar con el ciudadano.
Todo esto lleva a una pregunta crucial: ¿Por qué los conservadores y la tradicional clase media alta, han dejado de encontrar opciones en el PAN, el partido que fue doctrinario por excelencia? El PRI, por su parte, parece un caso perdido: Alito Moreno ha sellado su destino como su sepulturero.
El Partido Acción Nacional nació en 1939 con un proyecto ideológico sólido, diseñado para contrarrestar el proyecto socialista del presidente Cárdenas. Durante décadas, se destacó por promover la democracia, el estado de derecho y una economía de libre mercado. Sin embargo, en años recientes el PAN perdió relevancia política y conectividad con el pueblo.
El PAN, históricamente asociado con valores conservadores y un ideario humanista, diluyó su esencia al optar por un pragmatismo descarnado y sus acostaditas lascivas con partidos ideológicamente opuestos, como el PRD y el PRI. Estos extravíos confundieron a la base de simpatizantes azules, quienes ahora lo perciben como un partido vacío de convicciones, tomado por padroneros y oligarquías oportunistas.
La llegada del PAN al poder en el año 2000 representó un cambio histórico. Sin embargo, los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón no lograron cumplir con las reformas estructurales que habían prometido durante décadas. Así las cosas, predominó la percepción de que el PAN solo administró, pero no transformó. Esto debilitó su credibilidad como una alternativa real al PRI.
Desde que Morena asumió el poder en 2018, el PAN parece incapaz de articular una visión de país, un proyecto de nación que le genere esperanza a los ciudadanos. Además, el partido enfrenta un déficit de liderazgos carismáticos. Dirigentes recientes, como Markito, nunca lograron conectar con el electorado, hicieron del partido un aparato al servicio de las oligarquías dirigentes. Sin una figura carismática que inspire confianza, el PAN tiene dificultades para movilizar a su base y atraer nuevos simpatizantes…
En México, la falta de partidos políticos en donde se vean reflejados los valores de los ciudadanos plantea un problema crítico: sin una oposición efectiva, Morena podría seguir acumulando poder sin contrapesos. La política requiere de una oposición competitiva que obligue a los actores a mejorar. ¿Dónde está la voz de la derecha que represente a los conservadores y la clase media alta? Viven una orfandad política.
Líderes dentro del PAN han admitido que aliarse con el PRI y PRD fue un error histórico, que generó una gran dispersión ideológica; pero Markito es senador. Es importante señalar que están muy equivocados los que piensan que un partido sin ideología y con dirigentes de élite, pueda sobrevivir. El ser humano va a la lucha, por ideales o por dinero; ojalá y los nuevos partidos, no luchen por la segunda causa.
En estas tierras abajeñas, la gobernadora Libia Dennise enfrenta el desafío de elevar las expectativas para Guanajuato. Es de reconocer que, a menos de cien días de su gobierno, gracias a su destacada capacidad de gestión ante el Gobierno federal ha conseguido positivos avances en temas clave. Entre ellos destacan acuerdos significativos sobre el abastecimiento de agua para León y la coordinación en seguridad, logros que sus predecesores no alcanzaron en tres décadas. ¡Enhorabuena!