Hablar de muertes en nuestro querido País se ha vuelto algo común, de a diario. También ahora asistimos a muertes institucionales y una de ellas es la del Coneval. En 2004, el Congreso aprobó la Ley General de Desarrollo Social que creaba el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social, para evaluar en forma independiente las políticas y programas de desarrollo social del gobierno federal, para evitar “cuchareos” y manipulaciones a los datos oficiales. Coneval tuvo la encomienda de emitir criterios sobre los programas sociales para que los grupos de la sociedad y de la academia, junto con los responsables de esos programas midieran el avance o retroceso en cuanto a la realidad de la pobreza. Se fue construyendo una metodología con una perspectiva multidimensional: los ingresos de la gente, el rezago educativo, el acceso a los servicios de salud y a la seguridad social, la calidad y servicios básicos en la vivienda, el acceso a la alimentación e incluso el grado de cohesión en las comunidades y regiones estudiadas.

Pero lo que considero lo más relevante: la independencia de ese ejercicio, inspirado en variadas experiencias internacionales, creando modelos sobre superación de la pobreza y diferenciándola en la llamada pobreza extrema, patrimonial y de oportunidades, buscando reducir la vulnerabilidad de millones de mexicanos. Los informes del Coneval permitieron tener una fotografía general del estado de la situación social, y nunca fueron bien vistos por los grupos de poder dominantes y sus gobiernos proclives siempre a “maquillar” cifras que revelaran la realidad de la desigualdad social. Pero el gobierno de la 4T también desapareció al Coneval, en este México nuevo y diferente en el que nos adentramos al regresar casi 90 años después, a la hegemonía de un partido político y a un gobierno con un régimen de enorme control sobre la vida nacional.

Hoy asistimos como espectadores -gracias a la sobre representación que le dio la ley electoral a Morena y sus aliados-, al desmantelamiento de entidades que tenían al menos independencia para observar la vida nacional cómo lo fue el Coneval, tan necesario para la izquierda histórica. Considero que hay dos grandes paradigmas para la operación de organismos gubernamentales, pues por un lado tenemos el esquema centralista como el que quiere imponer Morena y por otro el descentralizado que tuvieron gobiernos de corte neoliberal. En el primer esquema, el gobierno controla la vida nacional y son las grandes Secretarías del estado, las que definen la política pública y sus consecuencias son: las compras directas, la opacidad en la información, todo con el argumento de tener una “supremacía moral”. En el segundo sistema, se permite y se exige, el juego de contrapesos a través de la participación social y en este, deben concurrir las fuerzas políticas para emitir sus opiniones y hay entidades que fungen como contrapesos del poder.

México vivió ambos esquemas, pues en el primero, el PRI por 71 años tuvo el control absoluto de los tres poderes, hasta que ya en los años 80, la corrupción propia de los sistemas políticos sin contrapesos, crearon las condiciones para las primeras alternancias políticas. Estás tuvieron tres sexenios, desde el 2000 hasta el 2018, para implementar el esquema de contrapesos y fue con la llegada de la 4T, que se construyó un andamiaje análogo al del PRI y que perdurará también por décadas. En este esquema entidades, como el INEGI, el Coneval y el INE, no tienen sentido para un gobierno monolítico. Si bien algunos órganos autónomos fueron creados como parte del modelo económico neoliberal, entre los que están las comisiones reguladoras y las comisiones de competencia, la revisión de la política pública en forma independiente, era indispensable, pues en los tiempos del PRI tuvo que crearse el INEGI para evitar que precisamente el gobierno manipulara los datos estadísticos y con el Coneval, evitar también el manipuleo de los datos sobre avances o retrocesos en pobreza. Por eso el Coneval tuvo una función importante durante los 20 años que existió. Al eliminarlo, Morena y sus aliados, podrán también a su gusto, manipular las cifras sobre el impacto de los programas sociales. El gobierno federal, no ha ofrecido una explicación, por la desaparición del Coneval, no se ahorrarán dinero, sino que ahora, controlando todo, también, pronto, decretarán, la muerte de la pobreza.

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