Con información de Alejandro García
Guanajuato.- Francisco Javier Zárate Ortega, Juan Carlos Salgado Crespo y Enrique Malpica Domínguez son tres guanajuatenses que han llevado sus talentos al máximo, lo cual los ha llevado al éxito y a traspasar fronteras demostrando su gran talento.
Pausa doctorado en bioquímica y gana premio como cartonero
Francisco Javier Zárate Ortega cuenta con estudios de posgrado; sin embargo, por el momento prefiere pausar el doctorado y dedicarse a la cartonería, oficio que, al igual que su maestría en bioquímica, se fundamenta en la transformación de la materia.
Por sus estudios domina el uso de sofisticado material de laboratorio tasado en millones de dólares, pero actualmente solamente manipula engrudo, cartón, papel, carrizo y pigmentos, con los que crea artesanías.
Mejor conocido en redes sociales como Hanal Pixan, Francisco Javier Zárate Ortega hace objetos excepcionales, los cuales le valieron ganar el primer lugar dentro de la categoría de juguete en el Concurso Estatal por el Premio a la Creatividad Artesanal 2024.
Participé con seis piezas: un judas, una muñequita, un casquito, una mascarita de diablo, un payasito y un charrito, que son un homenaje a los juguetes de nuestros antepasados”, dijo el artesano celayense de 32 años de edad.
De padre carpintero, Francisco Javier, desde niño, estuvo en contacto con serruchos, escuadras, tablas y pegamento; de ese contexto surgió su inclinación por la cartonería, la cual, según comenta, es legado centenario de Celaya para México, aunque actualmente otras ciudades del país también la desarrollen con admirable perfección.
Este joven cuenta con una ventaja conceptual: conoce las leyes de la bioquímica. Esto le ha permitido innovar procesos, sin necesidad de pasar por tediosos ensayos de prueba y error como en el caso de otros artesanos dueños de gran talento, pero sin nociones de ciencia.
“Por ejemplo, suelo hacer la extracción del pigmento de la flor de cempasúchil mediante alcohol que recupero, y luego le agrego una base de aceite, con lo que, finalmente, genero la pintura deseada, de un color amarillo específico”, explicó.
Sus muñequitos tienen costos desde 100 pesos, pero también ha realizado figuras valuadas en más de 20 mil pesos, como un alebrije de alrededor de 5 metros de altura, pedido por autoridades municipales de Valle de Santiago para los pasados festejos de Día de Muertos.
Con mirada apacible y voz serena, Francisco Javier platica que no le agrada que le digan artista, sino artesano, término que bajo ningún motivo menosprecia, porque considera que ciencia, arte y artesanía son las tres caras de un mismo prisma igualmente luminoso.
Traspasa fronteras con sus figuras de cera
Juan Carlos Salgado Crespo tiene el don para trabajar la escultura en cera, las figuras que elabora han traspasado la barrera nacional y han llegado a Estados Unidos, a Japón y a la Ciudad del Vaticano en Italia.
Nacido hace 53 años en la ciudad de Salamanca, Guanajuato, Juan Carlos Salgado Crespo, desde niño se sintió atraído por las figuras de barro que colocaba su mamá en el Nacimiento.
Cuando tenía 7 años de edad, en una visita al mercado Tomasa Esteves vio una figura elaborada en cera y quedó maravillado, en ese momento supo que su destino era ser ceriescultor.
A los 16 años, Juan Carlos empezó a tomar clases de ceriescultura, su tutor en este arte fue Marco Antonio Miranda. En su camino de aprendizaje también llegó a visitar los talleres de los maestros Velia Villanueva y Bartolomé Hurtado Ojeda “Don Bartolo”.
Es muy bonito ver una figura terminada, se siente satisfacción y orgullo cuando alguna persona te dice que salió de viaje y vio una figura que tu hiciste (…) Si el tiempo volviera atrás, si yo volviera a nacer, volvería a ser ceriescultor, me gusta mucho lo que hago”, señaló Juan Carlos.
La primera figura que elaboró fue un ángel volando y con ella inició una exitosa trayectoria que ha sido galardonada con reconocimientos estatales y nacionales.
Juan Carlos tiene en sus manos la magia para moldear, esculpir, detallar, quitar costuras, trabajar el movimiento de las piezas, armarlas, vestirlas y darles el toque final con el maquillado. En 37 años de trabajar la escultura en cera Juan Carlos ha elaborado alrededor de 4 mil figuras.
Dedicado en cuerpo y alma a este arte, Juan Carlos disfruta todo el proceso para elaborar una figura, desde el fundido de la cera, el blanqueado, el decorado, el teñido y el vaciado, hasta el detallado final. Para una figura de 30 centímetros invierte de 2 a 3 días de trabajo.
Cera, madera de patol, colorante, tela de shantung y brocado, son los materiales que utiliza para elaborar una figura. El pulso, la vista, la paciencia y la destreza para manejar pinzas, cuchillas y otras herramientas son las cualidades que le permiten dar el toque personal a sus trabajos.
Juan Carlos es maestro de ceriescultura en la Casa de la Cultura de Salamanca y también le ha transmitido el conocimiento, el gusto y la pasión por este oficio a su esposa Ema Laura y a sus hijos Juan Carlos, Karla e Ingrid.
“Una gran satisfacción que tengo es que mi familia haya aprendido este oficio y que no se pierda la tradición. Algo muy importante para mí como católico, es que al Papa Benedicto se le entregó un misterio que yo hice y lo tenía en un buró de su recamara”.
Convencido de que en Salamanca hay mucho talento, Juan Carlos Salgado Crespo pide que las instancias gubernamentales apoyen y den impulso a las personas que trabajan la ceriescultura, la cera escamada, el bronce, la cestería y otras actividades artesanales que requieren de un tianguis o un espacio de exposición permanente para promocionar lo local y atraer al turismo.
Confección de vestidos y ropones para el Niño Dios se vuelve tradición familiar
Enrique Malpica Domínguez lleva más de 20 años confeccionando ropones y vestidos para el Niño Dios. Esta actividad que ya se convirtió en una tradición familiar la inició su esposa Leticia Romero Lerma. Actualmente han expandido mercado para diferentes puntos del país y sus trajes también los compra gente de Estados Unidos.
Para confeccionar los atuendos del Niño Dios, Enrique y Leticia son apoyados por Laura Romero Lerma, el éxito que han tenido sus vestidos y ropones obedece a los diseños y finos acabados de cada pieza que se fabrica con tela conocida como Naomi, que es resistente y de alta calidad.
Enrique y su familia fabrican ropones en colores blanco, beige, vino y dorado, así como los atuendos del Señor de la Misericordia, el Sagrado Corazón, el Papa y Jesús de Nazaret. También confeccionan trajes especiales que la gente pide: Santo Niño de Atocha, San Miguel Arcángel, San Judas Tadeo y San Benito.
Nosotros trabajamos todo el año, toda esta ropa la hacemos nosotros, hace unos 5 años atrás fabricábamos 500 vestidos y no los alcanzábamos a vender, y el año pasado alcanzamos a vender 800 vestidos y hoy aumentamos la producción como a 1,100 vestidos”, comentó Enrique.
Para esta temporada navideña Enrique instaló su punto de venta en la explanada adjunta al tianguis de los miércoles, pero también tiene un puesto en el mercado Tomasa Esteves, sobre la calle 5 de Mayo, ahí vende los trajes durante todo el año.
Para vestir al Niño Dios la gente puede encontrar atuendos de diferentes precios, los trajes tejidos con acrilán cuestan de 100 hasta 160 pesos. Los ropones pueden costar desde 110 a 300 pesos, según el modelo.
Los atuendos se confeccionan por medida, el más chico es del número 2 para vestir al “Niño Cacahuatito” y el más grande es del número 60 para vestir al Niño Dios de mayores dimensiones.
Además de los trajes y ropones, Enrique también le ofrece a la gente zapatos, calcetines, cobijas, pañaleros, sillas y todos los accesorios que complementan los atuendos e indumentarias para el Niño Dios.
“Vienen desde lejos para llevarse la ropa, porque les gusta cómo la hacemos, los modelos que tenemos, para nosotros es un orgullo y nos da mucho gusto que la gente venga y se vaya contenta, tenemos clientes de Estados Unidos, de Zacatecas, de Guadalajara, de diferentes partes del país y de aquí del Estado de Guanajuato”.
En la víspera del día de La Candelaria vestir al Niño Dios cobra especial relevancia, este ritual tiene sus raíces en la Purificación de la Virgen María y la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
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