A través de diversos testimonios, AM revela la gran importancia cultural y económica que brinda la primera edición de la Feria de las Piñatas en San Juan de Dios, tanto para los artesanos que las hacen, los vendedores y los visitantes.
Este evento que inició el 13 de diciembre y que estará hasta este domingo, está ubicado en el Parque de San Juan de Dios. Es un espacio familiar en el que los asistentes podrán disfrutar de actividades para toda la familia, desde talleres de manualidades hasta presentaciones en vivo.
El objetivo del evento es promover la venta de piñatas realizadas por distintos artesanos, es por eso que la feria cuenta con varios estilos de piñatas en colores y formas, dependiendo del gusto de cada persona.
También, para los organizadores y artesanos, es importante inculcar el amor a nuestras tradiciones al vivir la experiencia completa de la Navidad.
A medida que crecemos, vemos las cosas más seriamente, por lo que a veces al observar a los niños festejando nos devuelve el espíritu navideño:
“Para muchos estas épocas nos da nostalgia, como mucha tristeza y ver colores y ver tanta emoción en los niños: venir aquí que les da muchísima felicidad.
“Por ejemplo con los talleres: ayer que me tocó a mí verlos, hacer las piñatas y para mí fue mucha emoción”, comentó Ana Daniela Fernández, artesana.
Además de preservar las tradiciones, el evento es importante para los artesanos, ya que varios de ellos van empezando y la feria les proporciona una plataforma para darse a conocer.
Tomando en cuenta que algunos de ellos son vendedores ambulantes, corren el riesgo de que les quiten su mercancía por la falta de permisos para su venta.
“En esos casos, ya no tienen ni venta, ni dinero y aparte tienen que pagar una multa por andar vendiendo en la calle. Es una protección para nosotros”, agregó.
La Feria de las Piñatas les ofrece un espacio seguro, agradable y enriquecedor para que puedan ofrecer su trabajo.
La magia de las piñatas
Para los artesanos, aunque se utilicen elementos similares como el engrudo y el cartón, cada una de sus piñatas es única, y cada parte de la piñata requiere un tratamiento diferente. Para algunos no se trata de pegar todo utilizando solo pegamento.
“Se requiere pasión (para armarla). Si no está uno dispuesto, inspirado, no sale”, explicaron las artesanas Alejandra Gómez y su hija Paty Buso.
Además, para el par de mujeres, quienes llevan 17 años siguiendo esta tradición, el armado de una piñata les ha enseñado paciencia y a apreciar la delicadeza, sin la cual no sería posible elaborarla.
Por otro lado, las piñatas también tienen un valor sentimental tanto para quienes las compran y las usan para sus fiestas, como para quienes las hacen.
“Es muy bonita la tradición, porque todas las familias se reúnen y pasan todos juntos estos momentos tan agradables, que en algún punto se acaban y no suceden por muchos años. Mi abuelito acaba de fallecer, no pude festejarlo con él este año”, expresa Yo-
selin Pacheco, encargada del puesto en la feria y artesana.
Primera edición
El evento fue organizado por la Delegación San Miguel, y a voz de sus colaboradores, recibieron un muy buen trato de esta. Incluso, algunos de los artesanos dicen haberse sentido inspirados a participar por el entusiasmo de Roy Maltos, coordinador de
la delegación y encargado del evento.
A pesar del entusiasmo de sus organizadores, junto a la disposición de sus colaboradores, varios de los artesanos hablaron del poco flujo de gente que hay a ciertas horas del día, y cómo este se ve reemplazado por un gran número de público con la ayuda de los eventos y talleres.
Esto es relevante para ellos, ya que al tratarse de la primera edición, todos están esperando una buena recepción del público para que sea posible traer la Feria de las Piñatas para más años, y que así se sigan preservando las tradiciones mexicanas, dándolas a conocer al público y sembrando el cariño hacia ellas.