En una ciudad conocida por el afecto a los hotdogs y por alardear de ello, esta es una noticia que nadie hubiera deseado: el cierre del establecimiento de venta de alimentos gourmet Hot Doug’s, conocido por su variedad de opciones, desde serpiente de cascabel hasta yak. Mientras que el propietario de otra popular local de venta de hotdogs, Portillo’s, ha anunciado que piensa vender el negocio.
El anuncio que hizo Doug Sohn esta semana de que cerrará su “supertienda de salchichas” en octubre después de más 13 años —limitándose a decir que es hora de hacer otra cosa— ha provocado una gran aflicción en el público. Y copiando la inspiración de Green Bay, donde los aficionados son propietarios del equipo de fútbol americano Packers, algunos hinchas de Portillo’s han instado a unirse y comprar la cadena de 38 restaurantes, en mayoría en el área de Chicago.
“Cuando me enteré que (Hot Doug’s) iba a cerrar, me dio mucho pesar”, dijo Lakhi Siap, de 25 años, un organizador comunitario que hacía cola y cuya ubicación le correspondía una hora de espera para comprar su comida.
Si todo esto parece una exageración, es algo normal en Chicago. El afecto de la gente de Chicago por los hotdogs data de 1893, cuando los visitantes de la Exposición Universal de Chicago engulleron miles de perros calientes, y los expertos del sector dicen que las ventas se han mantenido estables. Se calcula en la zona de Chicago se venden semanalmente unos 200.000 hotdogs, dijo Timothy O’Brien, copresidente de la firma Vienna Beef, con sede en Chicago.
“El hotdog es un símbolo de Chicago”, afirmó Peter Alter, especialista del Museo de Historia de Chicago, que entre sus atracciones tiene un gigantesco panecillo de plástico donde los niños pueden acostarse como si fueran una salchicha y cubrirse con imitación de mostaza.
La comida también está relacionada al pasado tanto de la ciudad como de sus habitantes.
“Mi abuelo llevaba a mi papá a Portillo’s y mi padre me llevaba también”, dijo Eric Holtrop, un banquero que respalda la idea de que él y otros reconocen es uno de los esfuerzos con menos posibilidades de realizarse para comprar el negocio, de medio siglo de existencia. “¿Qué pasaría si un grupo de vecinos de Chicago se unen?”, agrega.
El propietario de Portillo’s ha insinuado que desea vender aprovechando la popularidad del producto.
Entretanto el establecimiento Hot Doug’s, de Sohn es importante por otra razón, dijo el historiador Bruce Kraig, experto en hotdogs y uno de los autores del libro “Man Bites Dog: Hot Dog Culture in America”.
“Fue uno de los gestores en convertir los hotdogs en un tipo de comida gourmet, una comida refinada”, comentó Kraig.

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