Se inauguró este viernes el serial Isidril, que marca la temporada mundial del toreo. 31 festejos se anuncian en este mayo que hoy se inició, y en dónde hemos visto lidiar una muy dispareja en tipo, tamaño y juego de la ganadería Salmantina de Valdefresno. Toros imponentes que se comportaron en términos generales con una mansedumbre peligrosa y sin dar opciones para la tercia compuesta por David Mora, Daniel Luque y el azteca Diego Silveti.
Ante esta materia prima sólo pudieron demostrar valor, oficio y deseos de querer, pero sin encontrar el éxito.
Hemos podido ver a un David Mora, que venía de triunfar el día de ayer en Sevilla, con un primer toro que se paró muy pronto y con un gran oficio ante un manso con peligro al que acabó pegándole muletazos que nadie pensaba tuviera. Fue silenciada su labor en ambos.
Daniel Luque, si acaso, sé encontró con los mansos menos peligrosos, un primero que se rajó de salida, queriendo saltar, y al que no había mandé de fijarlo, porque siempre huía, y un segundo que tuvo cierta nobleza que aprovechó de manera cabal, mostrando la gran calidad y clase que posee. Si lo hubiera matado habría podido dar la vuelta, pero tres pinchazos convirtieron el resultado en un aviso.
El mexicano Diego Silveti, se encontró en primer término a un mando, que arrollaba y que pensó mucho las embestidas, complicándose totalmente el panorama, ante un Madrid que exige como nadie. No había nada que hacer y tras ponerse por ambos pitones sin que pasara nada, lo pasaportó de tres pinchazo hondos y dos descabellos.
Lo mejor vino con el sexto, un hermoso Valdefresno, que no era nada fácil, Diego sabía que está sería una carta a la que había que apostar, y aunque el toro no le puso las cosas fáciles, se la jugó de verdad. Se puso en los medios casi al instante con la muleta en la mano izquierda, y en la segunda tanda, vino lo que ya se veía; un arropón de órdago del que salió con el labio partido por fortuna.
Se fajó queriendo y por si hacía falta intentó de colofón unas Bernadinas, ante un toro que sólo lo quería cazar y que estaba totalmente parado. Volvió a ser empitonado, sin consecuencias, y terminó su intento con dos manoletinas y un desdén, Por desgracia tres pinchazos arruinaron esta valentísima actuación, pero no quitaron en nada, el sentimiento de entrega del mexicano.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *