Don Arturo Padilla Valdepeña, “abuelón” como le llamaban sus nietos, falleció a los 86 años en la ciudad de León.
Uno de los fundadores de la empresa Montana, dedicada a la fabricación de botas vaqueras, dejó entre sus familiares y amigos la enseñanza de siempre trabajar para alcalzar las metas.
En su juventud se dedicó a comercializar cueros y sus últimos años estuvo a cargo de la empresa que era propiedad de su hermano Joaquín.
Nació el 8 de marzo de 1928 y junto con su esposa Beatriz Arroyo de Padilla, quien aún le sobrevive, procrearon a siete hijos, quienes a su vez les dieron 15 nietos y seis bisnietos.
Siempre estuvo atento a las labores dentro de la empresa familiar, pues una de sus prioridades era trabajar en el sector calzado para impulsarlo.
“Nos deja una gran enseñanza más que otra cosa, fue un hombre extremadamente responsable, más allá de todo límite comprensible, tenía 86 años ya incapacitado en muchos aspectos y estaba pensando en su trabajo; preguntaba si iba a ir a trabajar porque siempre era su ideal”, recordó Arturo Padilla Arroyo, el mayor de sus hijos.
Siempre que había oportunidad iba junto con toda su familia al rancho que había pertenecido a su papá, fuera de la empresa de botas; en ese espacio al aire libre su pasión era sembrar árboles frutales.
“Imposible olvidar los domingos en el rancho, donde nos preparaba elotes y luego de una tarde ajetreada tomaba su acostrumbrada siesta, con el periódico sobre su cara, y me parece que en más de una ocasión lo despertamos con nuestros gritos y juegos”, mencionó una de sus nietas en su discurso que leyó en la misa celebrada en el templo de San Juan de los Lagos.
Disfrutaba tener a la familia reunida en su casa del rancho. Sus nietos le decían de cariño “abuelón”, pero sus amigos y conocidos le llamaban don Arturo.
“Quienes tuvimos la fortuna de conocer a mi ‘abuelón’ desde hace tiempo, recordarán que tenía una memoria extraordinaria y entre nombres, lugares y fechas, narraba infinidad de anécdotas que hacían que cada momento fuera memorable”, agregó su nieta.
Entre sus cualidades destacan, que era un hombre servicial, siempre al pendiente de que nada le faltara a sus allegados.
Además de que lo caracterizaban sus botas vaqueras, pues su familia no recuerda haberlo visto con otro tipo de calzado que no fuera ese.
“Aunque su esposa, sus hijos, sus nueras, sus nietos y bisnietos, sentimos un gran dolor por su partida, confíamos en que algún día nos volvamos a encontrar y estamos agradecidos con Dios de que nos haya dado el placer de conocer a un ser humano tan extraordinario como lo fue mi abuelón don Arturo”, finalizó.