Por fin han llegado los días soleados para acaparar la alberca, el parque o cualquier diversión al aire libre.
A los niños ya les toca descargar la adrenalina, anteriormente “congelada” quizá por el invierno, y las mamás se preocupan porque también aumentan los riesgos de accidentes, por eso también deben estar alertas para aplicar las medidas preventivas en caso de algún accidente.
La llave maestra que puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte es la maniobra de RCP (Resucitación Cardiopulmonar), que se aplica cuando la persona ha dejado de respirar o el corazón de palpitar, luego de un desafortunado clavado en aguas poco profundas o un choque frontal en la alberca, lo que puede provocar un desmayo por el golpe en la cabeza y la probabilidad de ahogamiento, explica Luis Humberto de León González, traumatólogo y ortopedista.
“Practicar ciclismo o hacer acrobacias en la patineta puede ocasionar caídas de las que resultan lesiones internas (en hígado o intestinos) y producir sangrado”, agrega. “Esta situación baja la presión y se afecta la función del corazón, por lo que se ocupa la maniobra de RCP”.
Por su parte, Alejandro Cabrera, coordinador de enseñanza y capacitación, advierte que lo principal en los niños es establecer la prevención.
“Aunque vayamos a parques, albercas o veredas, la responsabilidad es de los adultos, no del personal de rescate, y sí vamos a estar ahí como organismo de socorro, pero si de inmediato se aplica la RCP se puede sobrevivir a un momento en la vida, cuando se detiene el corazón y la respiración.
“Todas las personas deberían aprender y practicar esta maniobra. Sugerimos el entrenamiento con maniquíes, pero si no se recibe el adiestramiento, la pueden aplicar bajo la instrucción de otra persona en el momento de la emergencia”.
Lo primero es mantener la calma y llamar a los servicios de emergencia. El siguiente paso es iniciar la RCP, mientras llegan los dispositivos, como el desfibrilador externo automático que traen las ambulancias. Este tipo de prevención da la posibilidad de sobrevivir dos o tres veces más, comparado a no hacer nada, advierte Cabrera.
Existen en la Ciudad algunos cursos básicos y avanzados sobre RCP, pero éstos son los pasos que se deben seguir en caso de que se presente una situación de un paro cardiorrespiratorio.
RCP en menores de 1 año:
Colocar dos dedos en el centro del pecho (a la mitad del esternón) y realizar 30 compresiones y dos ventilaciones en la boca.
Estas últimas se hacen sin necesidad de tomar más aire, y la boca del rescatador debe cubrir la del bebé y su nariz. Se recomienda hacer esta maniobra cinco veces y revisar si está respirando de nuevo.
RCP de 1 a 15 años:
Apoyar el talón de la mano en el centro del pecho (a la mitad del esternón); si es un niño más grande utilizar las dos manos, una encima de la otra y entrelazar los dedos.
Realizar 30 compresiones y dos ventilaciones. En este grupo hay que tapar la nariz con los dedos índice y pulgar de la víctima, y la boca del rescatador debe cubrir la del niño.
Se recomiendan 30 compresiones y dos ventilaciones cinco veces y se revalúa al niño para saber si está respirando.
Alcanza el ritmo
Las compresiones llevan un ritmo, no pueden ser lentas ni súper rápidas, para que funcione la maniobra de RCP.
“Hay una canción que se llama ‘Staying Alive’, de los Bee Gees, que sugiere la Asociación Americana del Corazón, para llevar el ritmo exacto entre cada una de las 30 compresiones y dos ventilaciones que se recomiendan.
“Un ritmo significa cuánto dura entre espacio y espacio una comprensión, entonces la gente tiene que escuchar la canción y ser instruido; esto sería uno de los detalles más delicados en el aprendizaje de RCP, no es sólo decirles que coloquen las manos y realicen las compresiones, sino indicar desde cuál es el ritmo hasta que lo alcancen”, explica Cabrera.