Con los cambios propuestos a la Ley de Inversión Extranjera como parte del paquete de leyes secundarias de la reforma energética, el sector naval dedicado a las actividades petroleras tendría un impulso al reducir burocracia y ataduras de inversión.
Benjamín Torres, analista de Baker McKenzie, explicó que en este momento la Ley marca que para las inversiones extranjeras que formen una sociedad, máximo el 49 por ciento del capital puede provenir de otros países, mientras que el 51 por ciento restante debe ser de inversión local.
Dado que la producción de hidrocarburos se da principalmente en aguas profundas y someras, las sociedades navales son uno de los recursos más usados en el País.
Gabriel Delgado, presidente de la empresa naval Marítima Ecológica (Marecsa), explicó que las aspiraciones nacionales en la materia es que en los siguientes 5 a 10 años el 25 por ciento de los barcos petroleros se construya en el País.
Actualmente es menos del 2 por ciento de la flota de la paraestatal.
“Al incorporar unidades de exploración y producción al País, como se pretende, va a requerir un incremento en la flota de servicios de la industria petrolera”, explicó el especialista.
Dentro de las principales embarcaciones que se requerirán son abastecedores y remolcadores, entre otros.
La complejidad técnica de éstos no es elevada y por ello podrían construirse en nuestro País.
No obstante, se requiere que el mismo Gobierno federal motive a las empresas constructoras a considerar a los astilleros mexicanos, pues las órdenes se llevan a Holanda, Qatar y Malasia.
Esto a pesar de que construir en el País tendría precios similares que en el extranjero, abundó.