Las cosas pueden ir bien o mal. Esa es la esencia de la experiencia humana, lo que hace avanzar a la especie. Y ese es el mantra de Elon Musk, que lleva por delante la filosofía de que merece la pena probar aunque sea a riesgo de fracasar, sobre todo cuando el beneficio derivado del éxito de un proyecto está descontado. Algo que choca en una sociedad que, por lo general, es adversa a asumir riegos mayores y que tiene miedo a las tragedias.
Musk es el cofundador de PayPal, el sistema electrónico de pagos por internet. También es el creador de SolarCity, dedicada a instalar paneles solares en los techos de los hogares en EU. Gestiona Tesla Motor, el fabricante del sedán eléctrico Model S. Y es el patrón de SpaceX, la compañía espacial que está haciendo las labores de abastecimiento de la Estación Espacial Internacional para la NASA, tras jubilar la agencia sus transbordadores.
Es una persona que a primera vista tiene esa mezcla de brillantez y de locura. Sonríe cuando se le sugiere. Pero aunque su aspiración con SpaceX es desarrollar la tecnología que lleve al hombre a Marte y poder establecer una colonia en el planeta rojo, sus pies están firmes en la tierra. Cuando creó la compañía sabía que tenía un 50% de posibilidades de que funcionara. Es lo que les dijeron en su día a los integrantes de la misión Apolo.
El emprendedor Musk podría haber sido uno de aquellos colonos que hace cinco siglos cruzaron el Atlántico Norte para llegar a un mundo desconocido. Ellos también sabían que la mitad no sobreviviría. Sin ese riesgo extraordinario, dice este inmigrante sudafricano, EU no existiría.
Por su mezcla de genialidad, fortuna y generosidad, podría decirse que es la versión en carne y hueso de Tony Stark, el hombre tras la máscara de Iron Man. Como él, Musk es un filántropo. Tiene una fundación dedicada a la educación científica y al desarrollo de las energías limpias. Y fue de los primeros en sumarse a la iniciativa The Giving Pledge de Bill Gates y Warren Buffett para donar en vida más de la mitad de la fortuna personal.
De hecho, Jon Favreau, director de la franquicia hollywoodense del superhéroe, admitió que el ingenioso multimillonario fue una especie de musa para dar vida propia al personaje de ficción en la gran pantalla. Su descripción de Elon Musk es simple: “Es un modelo de entusiasmo, buen humor y curiosidad. Un hombre del Renacimiento en una era que necesita de ellos”. De hecho, es uno de los empresarios más inspiradores del momento por sus ideas revolucionarias.
Hace pocos años, cualquiera se habría reído al decirle que una empresa desconocida para el público sería capaz de culminar una misión espacial en lugar de la NASA. Sin embargo, a Musk se le vio con mucha soltura hace ahora tres años en la visita guiada que dio al presidente Barack Obama por una plataforma en Cabo Cañaveral con uno de sus cohetes listos para el despegue.
SpaceX es una pieza clave en la nueva estrategia espacial que impulsa la Administración estadounidense, que ahora apuesta por el sector privado para dar continuidad a la carrera espacial. En su caso, además, se distancia de otros emprendedores mucho más célebres que forjan sus fortunas a base de aplicaciones para socializar a través de teléfonos móviles. Musk está cambiando varias industrias: automóvil, financiera, espacial y energética.
A sus 41 años, está considerado como el alumno aventajado de Peter Diamandis, el creador del concurso de genios X-Price. Junto con Musk, quiere reverdecer la pasión por la exploración espacial, un animal que lleva dormido décadas y que ahora encima tiene puesto el bozal del recorte del gasto público. Actualmente vive en Los Ángeles, donde tiene su sede SpaceX. Es imposible tenerlo quieto y, como otros genios del mundo corporativo, busca rodearse de los mejores.
Este híbrido entre John Rockefeller, Howard Hughes y Steve Jobs se graduó en Física por la Universidad de Pensilvania y en Gestión de Empresas por la Escuela de Negocios de Wharton. Es el primero en definirse como un adicto al trabajo. Dedica 14 horas diarias a Tesla y SpaceX. Puestos a trazar similitudes con el personaje que da vida a Iron Man, la segunda entrega de la película se filmó en la planta de SpaceX y el propio Musk tuvo una corta aparición.
Sus orígenes se sitúan en Pretoria (Sudáfrica). Allí vivió con sus padres hasta los 17 años, en la recta final del apartheid. Su madre es de ascendencia canadiense, con raíces en EU. Su padre, sudafricano, le invitó a que fuera a descubrir América. Antes de eso, a los 10 años, ya había aprendido a programar por sí mismo y vendió su primera creación informática, un juego que llamó “Blastar”. Entre sus referentes no podría estar otro que el gran innovador Nikola Tesla, de quien tomaría el nombre para la marca de deportivos eléctricos. En Stanford creó su primera compañía en internet, Zip2, que vendió a Compaq. Con el dinero que recaudó creó el germen de PayPal. No llegó a terminar los estudios de doctorado.
Actualmente ocupa el puesto número 66 entre las personalidades más influyentes del mundo, según Forbes. Dicen que es más simpático en el trabajo que Steve Jobs y más refinado que Bill Gates. Su fortuna se estima en 2 mil 700 millones de dólares, que amasó esencialmente cuando eBay compró PayPal. En ese momento decidió distanciarse de todo lo que tenía que ver con compañías en internet. Invirtió todo en Tesla, que a punto estuvo de llevarle a la ruina. La salvó y la sacó a Bolsa dos años después.
Tesla tiene una capitalización bursátil de 4 mil 700 millones de dólares, un 20% más que hace un año. Y eso a pesar de las duras críticas de The New York Times contra el recién estrenado Model S. Musk no se cortó y contraatacó con agresividad a la reputada cabecera, poniendo el vehículo a disposición del periodista que quisiera contrarrestar las críticas. Fue otra ocasión para demostrar hasta dónde es capaz de combatir por algo en lo que cree.
En Wall Street adoran estas historias de éxito frente a la adversidad, de asumir tan alto riesgo personal e innovar. Entusiasmo que se ve reflejado en la progresión de SolarCity, su otro gran proyecto en la Tierra. Se estrenó el pasado diciembre en el parqué bursátil, con un valor actual de unos mil 390 millones de dólares, un 60% más que cuando empezó a cotizar en el Nasdaq.
¿Qué más puede estar cociéndose en su cabeza? Pues algo a lo que llama Hyperloop, un nuevo modo de transporte que va más allá del tren de alta velocidad y que viaja el doble de rápido que el avión. Se trataría de una especie de tubo que conectaría Los Ángeles y San Francisco en un viaje de sólo 30 minutos. Dice disponer ya de la tecnología para darle forma. Ahora necesita que las autoridades públicas lo acepten.

Elon Musk CONÓZCALO

Actualmente tiene 41 años.
Originario de Pretoria, Sudáfrica.
Su madre es de ascendencia canadiense, con raíces en EU. Su padre es sudafricano.
Se graduó en Física por la Universidad de Pensilvania y en Gestión de Empresas por la Escuela de Negocios de Wharton.
En Stanford creó su primera compañía en internet, Zip2, que vendió a Compaq.
Es cofundador de PayPal, el sistema electrónico de pagos por internet.
Es el creador de SolarCity, que instala paneles solares en los techos de EU.
Gestiona Tesla Motor, el fabricante del sedán eléctrico Model S.
Es el dueño de SpaceX, la compañía de abastecimiento de la Estación Espacial Internacional.
Ocupa el puesto número 66 entre las personalidades más influyentes del mundo, según Forbes.
Su fortuna se estima en 2 mil 700 millones de dólares.

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