Científicos en Indonesia y Estados Unidos se propusieron una meta doble: crear un revestimiento para vialidades que sea resistente y de bajo costo, mientras le dan un mejor uso a las botellas de plástico que saturan los rellenos sanitarios en todo el mundo.
Wan Mohd Nazmi Bin Wan Abdul Rahman, de la Universidad de Malasia, Pahang, y Naji Khoury, de la Universidad de Temple, en Estados Unidos, crearon pavimentos con tereftalato de polietileno (comúnmente llamado PET), el plástico del que están hechas las botellas de agua, refrescos y otras bebidas.
El primero de estos investigadores creó un asfalto resistente, apto para utilizarse en calles y avenidas, que, además, tiene una vida útil más larga que la del asfalto convencional.
Nazmi explicó que todos los asfaltos están compuestos por dos materiales: bitumen y agregado. El primero es una sustancia viscosa y flexible que se utiliza para unir fragmentos de un material más sólido, como grava, el cual recibe el nombre de agregado.
Para crear su propia variedad de asfalto, el investigador malayo sustituyó una parte del material rocoso por PET, lo cual tuvo varias ventajas.
La primera, explicó, fue la reducción del costo, pues las botellas usadas están por todos lados y es muy fácil transportarlas, mientras que el agregado convencional utilizado en esa parte de Malasia suele provenir de lugares más distantes.
Por otra parte, una mezcla de 5% PET y 95% de agregado convencional puede alargar la vida de la carpeta asfáltica y, de este modo, reducir los costos de mantenimiento.
Nazmi propuso al Gobierno de su ciudad utilizar este material en sus calles, pero todavía no ha recibido respuesta.
El material elaborado por Naji Khoury, de la Universidad de Temple, es un poco distinto, pues está compuesto solamente por PET y tierra.
A diferencia del pavimento de Nazmi, este material, bautizado como Plastisoil, es menos resistente, por lo que sólo podría usarse en banquetas, ciclopistas y estacionamientos, mas no en vialidades con tráfico intenso.
Sin embargo, sus ventajas no sólo consisten en consumir 30 mil botellas por cada tonelada de Plastisoil producida, sino que además permite reducir encharcamientos y recargar los mantos acuíferos.
Esto se debe a que Plastisoil es poroso y permite el paso del agua, lo cual dificulta su acumulación en la superficie y promueve su absorción hacia el subsuelo.
Actualmente, Khoury intenta mejorar su invento, de modo que éste impida que, junto con el agua, se filtren al suelo sustancias tóxicas como aceite de los motores.
Luis García Chowell, gerente técnico del Instituto Mexicano del Cemento y del Concreto (IMCYC), explicó que, hasta el momento, no existen iniciativas similares en México.
El obstáculo más grande ha sido que el PET por sí solo resulta menos resistente que la grava, por lo cual no ha podido ser comercializado como recubrimiento para vialidades, sino sólo banquetas, ciclopistas y otras áreas que no están expuestas a un tránsito intenso.
La única manera en que se podría reducir este defecto es utilizando sólo una proporción de PET mezclado con material rocoso, pero en México, esto no resulta financieramente viable.
Y es que en el centro del País y en varias otras regiones, las rocas, la grava y la arena son abundantes y se consiguen por un bajo precio, incluso menor de lo que costaría recolectar y triturar botellas de plástico.
Sin embargo, el especialista explicó que las circunstancias pueden ser distintas en lugares como la Florida, en Estados Unidos, cuyos suelos carecen de rocas y, por tanto, deben comprar ese material de otras regiones.

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