El poco protagonismo, la baja de juego, adeudos con los jugadores, fueron factores que llevaron a la crisis en la que está sumergido el equipo Irapuato, franquicia que el próximo tornero se convertirá en Zacatepec.
Cada vez es más evidente la decepción de sus aficionados, quienes están tristes, decepcionados, molestos, porque de alguna manera se han sentido engañados.
Muchos de ellos coinciden en que hay maneras de enfrentar o hacer las cosas, pero no con engaños. Y es que durante casi 4 meses en que el equipo Irapuato tuvo participación en el Clausura 2013, los aficionados de hueso colorado tuvieron que soportar la humillación más grande de su historia.
Ganar sólo un partido en 15 fechas, lograr 7 puntos y estar durante varias fechas en un lugar que no les corresponde, el sótano de la tabla.
Viendo como en su propia casa, el Sergio León Chávez era invadido por los visitantes.
No era necesario que la porra del rival viajara a la ciudad, para que la afición se sintiera intimidada, pues tan sólo los 11 jugadores que pisaban el terreno de juego, llenaba los ojos de coraje, de envidia por tener en casa lo que más se desea.
Una identidad, un compromiso, una misión, que la Trinca fue perdiendo y que incluso fue secuestrada por su propia diligencia.
Y es que despreciable fue el trato de los fieles entre los fieles, los que más allá de todo, su estilo de vida era estar sábado tras sábado apoyando al Irapuato.
Los Hijos de la Mermelada, custodiados en su zona, cabecera 5-6 y es que en la fecha 7, en el partido Irapuato vs Dorados, desafiaron a la Directiva, aventando unos volantes donde mostraban que estaban enterados de la venta del equipo.
Situación que fue desmentida por la Directiva, quien días después se reunió con un grupo de integrantes de la porra y les negaron tal información.
Desafiaron a la lógica de la afición, que eran los más enterados del tema, mismos que poco a poco a se fueron alejando de su equipo.
Muchos pensaron que era parte del show, de la Directiva ofreciera un mal equipo, para que la afición se alejara y al momento de oficializar la compra de la franquicia fueran pocos los decepcionados.
La afición se dio cuenta de los rumores, muchos dejaron de confiar en su equipo y otros pusieron resistencia a aceptar lo que los medios informaban.
En el último partido ante Leones Negros, a decir del sonido local del estadio entraron 2 mil 700 personas, pero evidente que el ingreso fue menor.
El Irapuato fue derrotado 1-0 por el líder de la competencia, en ese partido que fue el último de esta franquicia.
La nostalgia e impotencia de la afición, se notaba en sus rostros.
Al ver cómo se derrumbaba su equipo, que siempre fue protagonista, que los hacía soñar e ilusionarse y que ellos a cambio sólo pedían respeto.
A una directiva que fue descuidando la identidad entre su afición, que se fue olvidando de su responsabilidad social, de formar un equipo competitivo que represente a la ciudad.
Hoy la afición debe de aguantar, de apretar los dientes, te tronarse los dedos y esperar que sucederá con el futbol profesional en Irapuato.
Afición decepcionada
Sienten hinchas freseros que la directiva los engañó y ahora están dolidos y a la expectativa sobre lo que pasará