Los jugadores musulmanes que participan en la Copa del Mundo y cuyos equipos se han clasificado a la segunda ronda enfrentaron un dilema ayer, cuando buena parte del mundo islámico comenzó a observar el mes santo del Ramadán, un ayuno desde el alba hasta el ocaso.
Hay también musulmanes en las selecciones de Nigeria y Francia, y esos jugadores tuvieron que sopesar sus convicciones religiosas frente a los posibles efectos que el ayuno tendría en su desempeño.
Los atletas en los Juegos Olímpicos de 2012 enfrentaron el mismo dilema, pero las delegaciones compensaron su falta religiosa mediante donativos a obras de caridad.

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