Si ataca Argentina habrá perfume de gol y si lo hace Suiza también. Entre abundantes defectos en defensa y algunas virtudes en ataque, ambos equipos se medirán por el pase a los cuartos de final de la Copa del Mundo.
Salvo por Lionel Messi, quien navega en una canoa que jamás queda a merced de las olas, Argentina es un equipo previsible que en su retaguardia sufre incluso el menor amago de estocada. En cambio Suiza cultiva dos perfiles, ya que tanto puede golear como ser goleada.
Messi, autor de cuatro de los seis goles argentinos, mantiene intacta su zurda que imanta multitudes, mientras Suiza, que no es un equipo con vocación de refugiarse atrás, cuenta como arma más peligrosa con Xherdan Shaqiri, artífice de la clasificación de su equipo al firmar todos los goles en el 3-0 ante Honduras y al que en su país bautizaron como el “Messi de los Alpes”.
Argentina convirtió seis goles y recibió tres, mientras Suiza clavó siete y le encajaron seis, en tres partidos cada uno de la primera ronda, en la que ambos evidenciaron falencias en todas sus líneas.
En Argentina estará ausente Sergio Agüero por una lesión muscular en el último partido de la fase de grupos, cuando Argentina venció 3-2 a Nigeria en Porto Alegre. En su reemplazo jugará Ezequiel Lavezzi.
Además de la victoria ante Nigeria, el equipo que dirige Alejandro Sabella doblegó 2-1 a Bosnia en el debut y 1-0 a Irán, con un gol de Messi en cada uno de esos partidos.
Suiza, dirigida por el alemán Ottmar Hitzfeld, que entre otras conquistas salió campeón de la Copa Intercontinental 2001 dirigiendo al Bayern Munich, tampoco es un equipo confiable: venció 2-1 a Ecuador en el debut; fue vapuleada 5-2 por Francia y se clasificó como escolta de los galos gracias a su victoria ante Honduras.
El ganador de este partido se medirá en cuartos de final con el que salga airoso entre Bélgica y Estados Unidos, que chocarán más tarde en Salvador.

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