De mucho roce, defensivo y con mucha tensión se vislumbra el choque entre Bélgica y Estados Unidos por la Copa del Mundo.
Hay mucho en juego. Bélgica no accede a los cuartos de final desde 1986, mientras que Estados Unidos ya superó expectativas al salir vivo de un complicadísimo grupo y ahora procura ir más lejos.
Estados Unidos sorteó la primera ronda, por delante de Portugal y Ghana, llevándose el segundo lugar del Grupo G, detrás de Alemania.
Con la euforia que se ha apoderado de su país, los estadounidenses son conscientes que la atención que genera cada partido representa una oportunidad enorme para impulsar el fútbol en Estados Unidos.
Dejar fuera a Bélgica no será nada fácil. Los belgas han endosado un solo gol —el cual fue un penal— en tres partidos. Su portero Thibaut Courtois es tal vez en uno de los porteros juveniles más brillantes del momento.
Aunque de su lado, tienen a un rival con una defensa lesionada; el capitán Vincent Kompany brilló en los dos partidos que disputó, pero arrastra una dolencia en la ingle y es duda. Thomas Vermaelen, padece una molestia muscular, el lateral derecho Anthony Vanden Borre sufrió una fractura de peroné y Laurent Ciman padece una distensión muscular.
Bélgica ganó su grupo con el ideal de nueve puntos, todos embolsados con victorias con el margen mínimo. Lo suyo es tomar recaudos, evitar cometer errores y sentenciar en los minutos finales.
En los últimos dos partidos, Klinsmann planteó un once titular con cinco volantes y Clint Dempsey como solitario hombre en punta, ya que Jozy Altidore no ha podido jugar desde que se lesionó el isquiotibial de la pierna izquierda ante Ghana.
Este será el primer partido de Estados Unidos ante Bélgica en el Mundial desde que les ganaron 3-0 en la primera edición, en Uruguay 1930.

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