Por su voluntad y perseverancia, el doctor Rodrigo Merchant brinda diariamente lecciones de vida tanto a sus compañeros como a los pacientes en la clínica T-21 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Nacido en Bogotá, Colombia, con 25 años y una pasión que rebasa por mucho sus limitaciones físicas, el joven galeno asegura que no existen obstáculos más grandes que la voluntad, pues la única discapacidad está en la mente.
Rodrigo tenía 11 años cuando llegó a León junto con su familia, pero años después se fue a Monterrey donde se graduó como médico general; allí siguió su sueño de convertirse en cirujano, aunque tuvo que pausarlo.
Una noche, luego de cubrir una guardia, viajaba de regreso a su casa pero el destino le cambió la vida; se quedó dormido cuando iba en su motocicleta y se impactó contra un muro.
“Quedé paralítico. Fue una gran pérdida, muy difícil, se te viene el mundo abajo porque estás un día caminando normal y de repente amaneces en terapia intensiva; es un cambio drástico en tu vida, pero bueno, la vida sigue y ni modo”, narró.
A 15 meses de la tragedia, el doctor se dice con buen ánimo para lograr su objetivo. Tras el accidente regresó a León con su familia y hace seis meses reanudó la especialidad después de un año de rehabilitación.
“Mi carrera me apasiona mucho. Claro que me pregunté ¿por qué a mí?, soy una persona con una relación estable, de buena familia, no le he hecho mal a nadie y de repente amaneces así. Igual y no es tanto el por qué sino el para qué, eso es lo importante”, comentó.
“Estoy buscando el para qué de mi discapacidad, si estoy vivo después de un golpe tan fuerte es por algo. No me siento limitado, en los traslados a lo mejor pero en habilidades físicas para ser cirujano ocupas las manos y la cabeza y eso lo tengo perfectamente bien”, compartió.
Luego de cuatro meses laborando en el IMSS, y a falta de cinco años y ocho meses de trabajo para convertirse en cirujano, asegura que su profesión le ayuda a dejar a un lado su discapacidad, misma que le ha permitido ver de forma diferente a sus pacientes.
“De las pocas veces que se me olvida que estoy en una silla de ruedas es cuando estoy operando porque para empezar estoy parado y me concentro, me olvido del dolor y los problemas, me ayuda y me distrae mucho”, aseguró Merchant.
“Te haces más sensible al momento de tener la relación médico-paciente, a lo mejor tanto tiempo del otro lado te hace un poco más sensible, los comprendes un poco más, te haces más abierto y entiendes más sus necesidades”, explicó.
Rodrigo se mueve en silla de ruedas apoyado por pacientes y compañeros para subir rampas. Su silla es especial y le ayuda a ponerse de pie al momento de las cirugías.
Agradeció la solidaridad de su novia, familiares, colegas y pacientes, quienes lo han ayudado mucho. Y al preguntarle sobre el motociclismo, no lo piensa dos veces…
“También son mi pasión (las motos) si volviera a caminar sin duda me volvería a subir, de hecho ya me he subido a una cuatrimoto. No hay límites en esta vida”, concluyó.
Brinda ejemplo de superación
Tras quedar paralítico en un accidente vial, el médico Rodrigo Merchant se entrega a su profesión sin limitaciones y con pasión.