Miles de aficionados hicieron fila durante horas en pleno calor veraniego para hacer un homenaje y llorar la muerte del grande del Real Madrid Alfredo Di Stéfano.
Las filas se extendieron a lo largo de varios cientos de metros alrededor del estadio Santiago Bernabeu desde antes de que se abrieran las puertas para permitir a los aficionados pasar ante el ataúd de Di Stéfano que estaba envuelto en una bandera del club.
La fila tenía casi la misma extensión a las 8 pm hora local, un hora antes de que la capilla improvisada cerrara, cuando el rey Felipe VI llegó al lugar para rendir tributo al jugador más grande en la historia del equipo.
“Fue una figura única e irrepetible en el fútbol mundial, y una persona extraordinaria”, dijo el monarca, quien agregó que siempre admiró a Di Stéfano.
Cuando llegó, el rey saludó, estrechó manos y habló con decenas de dolientes que se encontraban en la fila y volvió a hacerlo a su salida.
Di Stéfano, quien ayudó a formar y consolidar la reputación del Madrid como el club más exitoso del fútbol europeo, murió el lunes a los 88 años, dos días después de sufrir un ataque cardiaco.
Reconocido por su velocidad, versatilidad y visión del juego, Di Stéfano ayudó al Madrid a ganar cinco copas de campeones de Europa en forma consecutiva y dos veces fue elegido como el mejor jugador de Europa.
Entre las personalidades que estuvieron en la improvisada capilla estuvieron el arquero del Real Madrid y capitán de la selección española Iker Casillas.
El exjugador madridista Paco Gento, de 80 años, quien fue compañero de Di Stéfano durante su carrera en el club, entre 1953 y 1971, dijo que el argentino fue el jugador más completo que jamás conoció. “Todo lo que hizo era grande, el club le debe mucho”.
Los aficionados escribieron mensajes de condolencia en una pizarra blanca colocada por el club. Entre ellas se leían frases como “Don Alfredo, gracias por tu fútbol, gracias por hacer grande a este club”; “La historia es tuya, Saeta. Llegaste a la cima y te tocó subir al cielo. Eterno 9”.

Una década en ‘montaña rusa’

Alfredo Di Stéfano vivió los últimos años de vida como si fueran una montaña rusa.

Recibió todo tipo de honores, sufrió varios sustos cardiacos y, ya en silla de ruedas, se peleó con su familia tras iniciar una relación sentimental con una mujer 50 años menor.
Con él se marchó la primera gran leyenda del futbol. Apodado “La saeta rubia”, Di Stéfano revolucionó su deporte a mediados del siglo XX. Y tras retirarse como una estrella mundial en la cancha y en el banquillo, se convirtió en el 2000 en presidente de honor del Real Madrid.
Di Stéfano se tomó su cargo de presidente honorario en serio. Llegaba a su oficina del estadio Santiago Bernabéu a las 11 de la mañana, revisaba el correo, firmaba autógrafos y distribuía invitaciones. Luego, las tardes las guardaba para su vida familiar y, por supuesto, para el futbol.
Comenzó la cuesta abajo de su vida en 2005, cuando recibió dos duros golpes: perdió en mayo a su esposa, Sara Freites Varela, y en diciembre sufrió su primer ataque al corazón.
El ex delantero sorprendió en 2013 al anunciar su intención de casarse con la costarricense Gina González, 50 años menor que él.

El dato
Homenaje

Directivos del Real Madrid reunieron los mejores momentos del ex futbolista argentino, nacionalizado español, tanto fuera como dentro del campo en un video que se proyectó ayer en su despedida.

21 años de carrera tuvo Di Stéfano, con participación en clubes de tres países.

789 goles metió el delantero en su carrera, en la que jugó mil 90 partidos oficiales.

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