Desde hace un año, los habitantes del Barrio Arriba han vivido una escalada de violencia, que incluye ejecuciones y secuestros.
La imagen apacible del barrio quedó destrozada por una ola de crímenes de alto impacto.
Un tramo de la calle Violeta, donde hay escaso movimiento de autos, es la zona más insegura. Por la noche, es un sitio de prostitución y de asaltos.
En esa calle fueron liberados hace un año cuatro comerciantes de origen chino, y a unos pasos fueron arrestados en febrero cuatro secuestradores.
En la misma calle ocurrió en enero una balacera, y una cuadra adelante fue asesinado un hombre el pasado 11 de junio.
“Aparentemente se ve muy tranquilo, pero ya oscuro yo no salgo”, dijo Isabel, vecina de la calle Violeta.
Con calles angostas donde difícilmente podrían circular dos coches, pintas en las paredes y casas abandonadas, la zona se ve desolada.
Durante la noche se ofrecen servicios sexuales a las personas que pasan por el lugar, justo en el sitio donde meses atrás había una caseta de Policía, en la esquina de Violeta y Gardenia.
“¡Está de la fregada!”, dijo Lucila, quien tiene un comercio en la calle Violeta.
La zona conflictiva se extiende al tramo que va de las calles Camelia y Gardenia.
Los comercios de esa zona han decidido cerrar temprano para evitar problemas. A la medianoche hay un ‘toque de queda’ voluntario entre vecinos.
“No pasa ni un cristiano, para qué me quedo”, dijo Leo Peña, quien tiene un puesto de tacos en esa zona.
El alumbrado deficiente ayuda a los delincuentes a pasar inadvertidos en la zona conflictiva, que abarca calles que desembocan en el bulevar López Mateos, como Gardenia y Apolo, donde hay frecuentes robos a peatones.
“Ya no respetan ni a las mujeres”, dijo molesta una joven maestra, a quien hace un mes le arrancaron los aretes de las orejas mientras caminaba de regreso a su casa en la calle Gardenia.
Secuestros
El 20 de agosto del año pasado, cuatro personas de origen chino fueron rescatadas de una vivienda ubicada en la calle Violeta, casi esquina con Gardenia.
El aparatoso operativo policiaco sembró angustia entre los vecinos, quienes jamás sospecharon que junto a sus viviendas se ocultaban unos secuestradores, a quienes les decomisaron armas y vehículos.
El pasado 7 de febrero, los vecinos volvieron a sorprenderse al enterarse de la captura de otros cuatro secuestradores.
La captura ocurrió sobre la calle Camelia, a una cuadra de donde seis meses antes habían sido atrapados los plagiarios de cuatro comerciantes chinos.
Dos jóvenes de 19 y 25 años de edad fueron encontrados atados afuera de un bar, con evidentes signos de tortura, tras un reporte realizado alrededor de las cuatro de la mañana.
A esa hora de la madrugada, los vecinos reportaron que había un escándalo en la calle, con personas armadas.
“Puro pleito tras pleito, aquella vez se escucharon gritos, pero ya era normal”, dijo Pastor Sánchez, vecino de la calle Camelia, quien asegura que hay más tranquilidad desde el cierre del bar.
“Ya no hay tantos problemas”, coincidió Eleazar Sánchez.
Ejecuciones
La mañana del 22 de enero, el cuerpo de una mujer ejecutada fue encontrada afuera de una cochera, sobre la calle Gutiérrez Nájera, casi esquina con Hermanos Aldama.
El cadáver estaba envuelto en una cobija.
Al abrir la puerta de su casa, una madre de familia se topó con el envoltorio frente a la salida, al cual no tomó importancia, al pensar que se trataba de una bolsa de basura.
“Salí, vi ese bulto ahí… pensé que era algún perro muerto”, recordó.
“Marqué al 066, y cuando regresé del mandado había mucha gente y listones amarillos alrededor de la casa”.
Una comerciante también vio el bulto mientras barría la calle de su local, pero nunca creyó que fuera un cadáver.
“Yo vi el bulto, pero no pensé que fuera un cuerpo, era muy pequeño”.
Seis meses después, a una cuadra del hallazgo de la ‘encobijada’, un niño de 11 años de edad fue asesinado de un balazo, mientras jugaba futbol.
El crimen ocurrió el 21 de julio, sobre la calle Donato Guerra, casi esquina con Gutiérrez Nájera.
De acuerdo con testigos, dos ocupantes de una motocicleta dispararon directo contra el menor.
“Se escucharon como dos disparos pero los que iban en la motocicleta ya habían pasado varias veces”, relató un testigo.
La noche del pasado 11 de junio ocurrió otro asesinato en el Barrio Arriba.
Ese día, un hombre de 30 años fue asesinado de seis tiros en el interior de su casa, ubicada en la calle Melchor Ocampo casi esquina con Violeta.
“Ya hasta estaba acostado, era buena persona”, dijo el encargado de una tienda de abarrotes, quien recuerda al joven como un cliente amable.
Zonas de riesgo
Según vecinos, en la calle Gutiérrez Nájera son frecuentes los asaltos a peatones, cometidos por ladrones que van en bicicleta, así como los robos a vehículos. El pasado 6 de junio hurtaron un auto Volkswagen.
María Josefina, encargada de una tienda, ha sido testigo de que los robos ocurren a plena luz del día. Los ladrones arrebatan mochilas y bolsas a las estudiantes mientras esperan el camión.
“Aquí se ve cómo llegan en la bicicleta y roban a la gente”.
En la esquina de Gutiérrez Nájera y 5 de Mayo, los robos han aumentado, y aunque los vecinos tienen identificado al ladrón, la Policía no ha podido capturarlo.
“Aquí no pasa nada… nada de policías, nada de vigilancia”, dijo una mujer que vive en la zona del Barrio donde este año han ocurrido dos ejecuciones.
Los asaltan ‘echando reja’
Una pareja de novios sufrió un asalto hace un mes, cuando estaban ‘echando reja’.
“A ella le llegaron con una navaja y a él con pistola”, relató Martha Laura Rodríguez Gómez, mamá de la novia asaltada, de 15 años de edad.
Mencionó que mientra platicaba con su novio, su hija fue despojada de su teléfono celular por dos jóvenes que caminaban por la calle Ignacio Rayón, en el Barrio Arriba.
Los novios estaban sentados sobre un pequeño escalón, afuera de su casa, cuando los asaltantes se plantaron frente a ellos y les exigieron que les entregaran los celulares.
Uno de los ladrones apuntó con una pistola al novio y su cómplice mostró un cuchillo a la novia.
La pareja no se resistió, por lo que el asalto se consumó en menos de cinco minutos.
Los ladrones escaparon a pie, sin ser perseguidos.
Asaltan a comerciantes
Los asaltos a comercios se han multiplicado en el Barrio.
El robo más aparatoso ocurrió el pasado 12 de mayo, cuando diez locales del mercado Allende fueron saqueados.
El robo lo cometieron seis encapuchados que sometieron al velador. El botín ascendió a más de 100 mil pesos.
A casi tres meses del atraco, las investigaciones no han avanzado, reconoció David Noriega Campos, presidente de locatarios del mercado.
Relató que él ha sido testigo de cómo los peatones son despojados de sus pertenencias por ladrones montados en bicicleta: se llevan bolsas, cadenas, celulares y hasta mochilas.
En los alrededores del mercado han sido asaltadas dos farmacias y una tienda de abarrotes en los últimos tres meses; 29 locales lucen vacíos por la inseguridad en la zona.
Atracos en pareja
La farmacia ubicada en la esquina de la calle 27 de septiembre y Rayón fue asaltada hace dos meses por dos jóvenes, mientras el encargado entraba al baño.
Édgar Mendoza, empleado del comercio, relató que aquel día el ladrón se llevó alrededor de 2 mil pesos de la venta.
“Está muy peligroso, no podemos descuidarnos porque nos roban”.
Un domingo, hace dos meses, Verónica Araceli Rodríguez sufrió un asalto en su tienda ubicada en la calle Rayón.
El robo ocurrió al mediodía. Dos jóvenes, de entre 25 y 30 años, se acercaron directo a la caja. Mientras uno amenazaba a la comerciante con una pistola de gran tamaño, otro la arrinconaba tapando la salida, para evitar que escapara.
Los ladrones huyeron con el dinero de la venta del día, en un auto negro estacionado en la esquina de la calle Bolívar.
Después del atraco, Verónica ha tomado medidas de precaución, como cerrar su negocio hasta tres horas durante la tarde para evitar otro robo. Además, ha tenido que recibir ayuda psicológica para superar el trauma que le causó ser amagada con una pistola.
“Al entrar el cliente tengo miedo, es una cosa horrible, le entra a uno un estrés tan fuerte”, dijo la comerciante.
También al vecino
A una cuadra de la tienda de Verónica ocurrió otro asalto hace cuatro meses.
La dueña de una tortillería fue sometida por los asaltantes, cuando realizaba el cierre de la venta del día.
Los ladrones entraron con pistola al establecimiento, enviaron a la comerciante al fondo del local y le quitaron el dinero que había recaudado.
Tras ese atraco, decidió poner una reja.
Mariana Ortiz, empleada de la tortillería asaltada, dijo que los robos ocurren a cualquier hora del día.
Aunque haya patrullaje sigue habiendo robos y asaltos… en bicicleta los asaltantes pasan y arrebatan algún objeto, esto sucede a todas horas. En ocasiones se roban las baterias de los coches en la calle Allende”.
Atracan a peatones
Jacobo Carmona Torres, empleado en una tienda de lentes, vio cómo le arrebataban el celular a una estudiante mientras cruzaba la calle.
Después de escuchar los gritos de la muchacha, vio que el ladrón huyó en una bicicleta a toda velocidad en dirección hacia el bulevar López Mateos.
De inmediato reportó el incidente, pero la patrulla llegó muy tarde. “Tardó más de 15 minutos”, recordó.
Un vendedor de tacos de la calle Gutiérrez Nájera, donde en enero se encontró el cadáver de una mujer, reconoció que el Barrio se ha vuelto inseguro.
“La seguridad está mala, pasan hechos de la fregada, mucho robo a celular, arrancan cadenitas, nos han descuidado mucho”, dijo el taquero Juan Ramírez.
Sobre la calle La Paz, Claudia Hernández fue testigo de un forcejeo entre un asaltante y un trabajador que iba a su casa.
La comerciante contó que eran cerca de las cinco de la tarde cuando un ladrón en bicicleta sacó un cuchillo “del tamaño de un machete”, para exigir al trabajador que le diera su celular.
Isabel Torres, coordinadora de la Preparatoria del Valle, reconoció que sus alumnos han sido víctimas de atracos en el Barrio.
“La inseguridad está muy fea, ha habido algunos asaltos; a una chica le quitaron el celular en la esquina”.
Dijo que también la escuela aplicó medidas de seguridad, como poner una puerta eléctrica y cámaras de vigilancia.
Cierran locales
Las ventas han bajado en el mercado Allende debido a la inseguridad y hasta algunos locales tuvieron que cerrar.
“El mercado se está acabando, antes venía mucha gente. La delincuencia ha rebasado y nadie se salva”, dijo el tesorero, Javier Márquez.
David Noriega Campos, presidente de los locatarios, explicó que tras diversos asaltos decidieron tomar medidas de protección.
“Se ha reforzado el acceso al mercado, se puso el sistema de seguridad, pero siguen viniendo las personas armadas”, dijo Noriega.
“Ha habido muchos asaltos aquí. Hace dos días asaltaron una farmacia. El Barrio ya no es como antes, a cualquier hora del día pasan los asaltos”, dijo Rosario Andrade, encargada del estacionamiento.