Hace una década y media, el director mexicano Jorge Ramírez se fue a vivir a Alemania por razones sentimentales y Guten Tag, Ramón, aunque es una historia ficticia, es el resultado de su estancia en ese país.
Su nueva película, que ya está en cartelera, trata sobre Ramón, un joven mexicano que tras intentar fallidamente cruzar la frontera de Estados Unidos, decide irse hasta a Alemania porque “allá a los mexicanos no les piden visa”.
Sin embargo, cuando Ramón, encarnado por Kristyan Ferrer, llega a Wiesbaden -ciudad en la que vive Jorge Ramírez en la vida real- descubre que la persona que lo ayudaría se ha mudado sin dejar rastro y tiene que sobrevivir enfrentando las barrera del idioma, cultural y al frío. 
“La idea se me ocurrió cuando platiqué con unos chavitos mexicanos que estaban en Alemania chambeando de lo que fuera con tal comer y vivían en casa de un viejito que les daba posada. Ahí supe que había una historia para una película”, dice Ramírez, también director de Conejo en la Luna (2004), nominada al Ariel como Mejor Guión Original.
“Además, ahora yo ya hablo alemán, pero al principio sí batallé con la barrera del idioma porque cuando no podía darme a entender intentaba inglés, pero muchas personas mayores en Alemania no lo hablaban y tuve que recurrir a la mímica o hasta los dibujos para expresarme”.
La cinta explora, mediante la amistad que desarrolla Ramón con Ruth, interpretada por la actriz alemana Ingeborg Schöner, las diferencias culturales entre Alemania y México y cómo, a pesar del idioma y la brecha generacional, ambos son capaces de complementarse y ayudarse mutuamente.
“Creo que la química que lograron Kristyan e Ingeborg fue increíble. Yo no quería que ellos ensayaran, quería que se fueran conociendo durante la película”, comenta Ramírez.
“Sí, de hecho yo la conocí hasta en el set”, apunta Ferrer. “Fue una cosa rara, pero eso le dio mucha frescura a la película y ayudó a la dinámica de nuestras actuaciones”.
Aunque este filme es el primer protagónico de Ferrer, antes había tenido papeles en cintas como Tercera Llamada, Las Horas Muertas y Besos de Azúcar, lo que le ha valido el interés de la industria.
“No quiero sonar mamón, pero me llegan guiones que en serio dejo pasar. No estoy en esto por el dinero, estoy aquí para ayudar a contar buenas historias con buenos directores, y esta película es la prueba”, agrega el actor.

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