La Justicia chilena investiga una treintena de robos de recién nacidos en hospitales públicos de Chile durante los años 70’s y 80’s que afectaron, sobre todo, a madres y parejas muy jóvenes y humildes. Los niños y niñas fueron dados por muertos después de nacer y, mediante mentiras y sin papeles oficiales, funcionarios de salud los entregaron a familias acomodadas con ayuda de monjas y sacerdotes.
Los casos han comenzado a desvelarse después de una investigación publicada en abril, pero ni los tribunales ni el Gobierno han logrado dimensionar el verdadero alcance de esta trama. “Es probable que lo que ha sucedido en Chile haya sido tan masivo como lo que ocurrió en España, porque era una práctica extendida”, señala la abogada del Servicio Nacional del Menor (Sename), Consuelo Gazmuri.
El 8 de junio de 1980, Olivia dio a luz a una niña en el hospital del Salvador, en Santiago. Provenía de una familia humilde, pero le hacía mucha ilusión tener a la pequeña, porque tenía cuatro hijos varones. Nació a los nueve meses, pesó 3.2 kilos y apenas se produjo el parto, la madre la tomó en su regazo. El médico que la atendió, Gustavo Monckeberg, la sorprendió abrazando a la recién nacida. La regañó y le dio una fuerte palmada en el muslo. Pocas horas después, a la mujer le informaron que su hija había muerto. Al día siguiente, sin embargo, le llevaron al mismo bebé para amamantarlo: Olivia se dio cuenta de que estaba sana y la tuvo consigo durante horas. En un momento, llegó el médico con una pareja a observarla:
-No es nada de fea la mujer-, señaló la visitante y los tres salieron de la habitación.
Ese mismo día, una enfermera le informó que la niña estaba grave y que debían trasladarla a otro hospital. La madre se resistió, dijo que no la había visto enferma, pero se la arrebataron de todas formas. Fue la última vez que Olivia vio a su hija. Algunas horas después, le indicaron nuevamente que había muerto. Cuando quiso hacerle un funeral, le señalaron que su cuerpo había sido donado a la ciencia. La madre fue al hospital Calvo Mackenna, donde supuestamente había sido trasladada su pequeña, pero en ese centro le indicaron que su niña nunca había sido ingresada. En el Registro Civil tampoco pudo encontrar un certificado de defunción.
La madre siempre sospechó que su hija había sido dada en adopción por la pareja que llegó a verla junto al médico. En 2014, Olivia se animó a denunciar los hechos al conocer el testimonio de otras mujeres a las que les robaron a sus hijos con el mismo método. En algunos casos también participó el doctor Monckeberg, que falleció en 2008. El Sename recopila las denuncias, que han llegado a 150. La semana pasada, el organismo del Gobierno se querelló por seis casos ocurridos en Santiago. Uno de ellos es el de la madre que llegó a parir al hospital del Salvador ese 8 de junio de 1980 y su relato está en poder de la Justicia y será investigado. “Posiblemente vamos a presentar nuevas querellas en otras ciudades del País”, señala la abogada Gazmuri.

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