Trabajar por la defensa de los derechos humanos llevó a Georgina Vargas Vera a ganar el Premio Nacional de la Juventud 2013.
Nacida en León, estudió la licenciatura en Derecho en la Universidad Iberoamericana de León y a los 26 años tiene una amplia experiencia en el tema de los derechos humanos, un trabajo que se ha convertido en su forma de vida, una pasión que rebasa fronteras geográficas y personales.
El premio se entregó ayer y es el máximo reconocimiento público que hace el Gobierno federal a jóvenes mexicanos entre 12 y 29 años de edad, cuya conducta o dedicación al trabajo y al estudio que pueda considerarse ejemplo estimulante para crear y desarrollar motivos de superación personal o de progreso de la comunidad.

Cómo empezaste a trabajar en el tema de los derechos humanos, qué te inspiró?
Empecé a interesarme mucho en eso cuando estaba en preparatoria en el Lux, por las diferentes actividades que hacía con los jesuitas y luego en la Ibero también había un programa de derechos humanos y fue un profesor que me hizo aprender e interesarme en el tema y ahí fue donde aprendí más de las organizaciones internacionales que defendían los derechos humanos.

¿En cuáles países o lugares has tenido relación o has trabajado en este tema?
Cuando terminé la carrera me fui a Costa Rica a una organización, después regresé, estuve trabajando en el Victoria Díez en León, luego fui a la maestría, saliendo fui a Washington a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos con una beca, después llegué al Distrito Federal y ahora voy a estar ocho meses en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

¿Qué logros has obtenido o hasta dónde has llegado en todo este proceso?
De las más importantes fue la beca que obtuve en la maestría porque es un programa que admite sólo a 15 ó 20 abogados por año de todo el mundo, tenía compañeros de Egipto, de Paquistán, de Latinoamérica, esa ha sido una de las cosas más importantes, así como la visita en la Corte Interamericana, porque conoces a mucha gente y es importante cuando te escogen.

¿Cuáles son las actividades que realizas en esos lugares, en qué consiste tu participación?
Pues además de estudiar la maestría, participé como una abogada más en la Unidad de Medidas Cautelares, en una unidad que dicta cuando una persona está en riesgo en algunos de los países, trabajaba con un equipo de abogados que son especialistas en esa unidad y ahora en la Corte también es el trabajo de una profesional que desempeña el mismo trabajo.

¿Ha sido difícil todo este proceso para ti, el estar lejos de tu ciudad y de tu gente?
Yo no diría que difícil, más bien es como de constancia, pero como me gusta mucho no lo veo difícil, lo único complicado es que estoy lejos de mi casa y eso sí me pesa todos los días porque no veo a mi mamá, a mi papá, mi hermano, mis tías, pero en cuanto a lo otro se requiere mucho esfuerzo pero me gusta y eso me motiva.

¿Qué has tenido que sacrificar o dejar por desempeñar esta labor que te gusta?
He dejado mi ciudad, con ello mi familia, el estar lejos de mi familia es lo que más me pesa, a mis amigos, esas dos cosas es lo más difícil.

¿Qué aprendizaje te ha dejado realizar este trabajo en defensa de los derechos humanos?
Una de las cosas que he aprendido y que me mantienen muy interesada es que a través del litigio en el sistema interamericano es como puedes conseguir cambios estructurales muy interesantes que tal vez de otra forma no conseguirías como con un cabildeo o con pedirle a las autoridades, no se logra si no es por la vía legal.
He aprendido mucho de todos los compañeros que tengo de todas partes del mundo, te das cuenta que todos en diferentes contextos y diferentes países tienen una misma preocupación porque la violación de los derechos humanos ocurre en todas partes.

¿Cómo fue que te enteraste del premio, cómo lo ganaste y qué significa para ti?
Me enteré del premio porque una ex alumna de la misma maestría se lo ganó hace dos años, luego vi la convocatoria en el Metro y así fue como participé, fue bastante sorpresivo porque me dijeron que a finales de octubre decían quién ganaba, entonces cuando estaba en Costa Rica recibí el correo y fue bastante sorpresivo, estoy muy contenta porque representa a toda la gente que ha estado conmigo, que me acompaña y que me forma.

¿Qué mensaje esperas dejar en los jóvenes de México?
Lo importante es que uno no caiga en el trabajar o luchar por sí mismo y para sí mismo, de las cosas que siempre hay que mantener es que es importante el triunfo en tanto lo compartas y lo pongas al servicio de los demás, eso espero que en la trayectoria profesional y de vida uno se esfuerce por hacer algo para los demás.

¿Vale la pena todo este esfuerzo, el dejar tu ciudad, a tu familia, tiene recompensa para ti?
Sí, uno de los mayores reconocimientos que esto deja es la cercanía con las víctimas, con las personas que han recibido violaciones de los derechos humanos, que cuando reciben el reconocimiento de las mismas autoridades que los han llamado mentirosos y que reconocen que si se dieron los hechos, es ahí cuando las familias obtienen una especie de tranquilidad y saber que uno trabaja para eso es una gran recompensa, yo creo que eso es lo que más vale la pena.

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