“La propaganda es para la democracia lo que el mazo para un Estado totalitario”.
Noam Chomsky
Para los responsables de la seguridad pública de nuestro país, los actos de violencia de los últimos días, en los que se han registrado quemas de vehículos y comercios, así como asesinatos, son simples actos de “propaganda criminal”, consecuencia de la eficacia del Estado para combatir a los delincuentes.
“Ya lo dejamos claro, no son atentados terroristas”, dijo este 15 de agosto el secretario de gobernación, Adán Augusto López Hernández. “Ni hay que magnificar los hechos, no debe de verse más allá de la propaganda. No es que queramos minimizarlos, pero desde luego hay una estrategia del gobierno federal de combate a la inseguridad . La estrategia de seguridad está dando resultados y cuando algo está dando resultados no tiene por qué cambiarse”.
En la mañanera de ese mismo día, el presidente dictó la línea que debían mantener sus colaboradores: “Tiene que ver también con el interés de quienes llevaron a cabo estas acciones, de hacer también propaganda”, dijo. “No hay nada que temer. Decirle a la población que vamos bien, que no se dejen manipular. Nuestros opositores conservadores y corruptos sí ayudan en la propaganda negra”.
Los funcionarios se han volcado a asegurar a la gente que, efectivamente, “vamos bien” en seguridad. En la conferencia del mediodía del 15 de agosto, Ricardo Mejía, el subsecretario de seguridad, anunció que 3,640 personas fueron detenidas el 13 y el 14 de agosto tras los narcobloqueos, quemas de negocios y asesinatos de los días previos. Apuntó también que solo hubo 196 homicidios del 12 al 14 de agosto, que fue “el fin de semana menos violento y el tercero con menor registro de este delito en 2022”.
El subsecretario también recalcó el tema de la propaganda que había fijado el presidente: “Los grupos delictivos han realizado estas acciones con un propósito de propaganda criminal y para buscar generar psicosis social ante su disminuida capacidad delictiva”. Ayer, el presidente regresó al tema: “Hay gobernabilidad, hay estabilidad-, hay un interés de nuestros adversarios, los conservadores, de magnificar las cosas, de hacer periodismo amarillista, sensacionalista”.
No es la primera vez que un gobierno afirma que las acciones del crimen organizado son solo una respuesta al éxito de sus políticas. Lo dijeron también los portavoces de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Pero si bien es cierto que hay reducciones en algunos índices delictivos, como los homicidios dolosos, el país sigue teniendo registros de criminalidad muy superiores a los que teníamos hace algunos años. Las cifras duras nos dicen, por ejemplo, que ha habido más homicidios en lo que va de este sexenio que en todo el gobierno de Calderón, con quien el presidente López Obrador insiste todo el tiempo en compararse.
AMLO entiende como nadie la importancia de la propaganda, es un verdadero maestro de la comunicación política. Tarde o temprano, sin embargo, hay que revisar los resultados concretos. A pesar de la militarización de la Guardia Nacional, y de su importante aumento en el número de efectivos en comparación con la anterior Policía Federal, no estamos avanzando mucho. Quizá sí se han estabilizado algunos delitos, y otros han bajado un poco, pero México sigue sufriendo la peor crisis de seguridad de su historia reciente. Y esta no es producto de la propaganda de nadie, sino de los hechos que atestiguamos día con día.
Consultorios
“Lo deseable es que no existan”, dijo ayer el subsecretario de salud Hugo López-Gatell sobre los consultorios de las farmacias. Estos, sin embargo, han proliferado precisamente por el deterioro de los servicios públicos de salud bajo su mando. Hoy no hay citas ni medicamentos suficientes en las clínicas públicas. Los médicos de las farmacias son la única opción de millones de mexicanos de escasos recursos.
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