Todo se les derrumba, menos el cinismo. El insigne arquitecto Francisco Eduardo Tresguerras, hace más de 200 años, sin computadoras, sin la evolución de la ciencia del cálculo y diseño estructural, sin los estudios de resistencia de materiales, sin AutoCAD, sin calculadoras electrónicas, sin decenas de Colegios de Arquitectos e Ingenieros tan especializados como ahora, construyó en menos de 5 años el Puente del Rio Laja, y no solo resistió al tiempo por el peso y el empuje de cargas en ambos sentidos, sino también por más de 200 años, recibió los embates del agua, como desbordamientos, erosión y aun así, el incontenible golpe de cientos de miles de litros de agua no lo derribó. 

Desde carretas tiradas por mulas, caballos o burros, hasta el transporte pesado del siglo XXI, el puente del rio Laja lo cargó con vigor y estética constructiva. El arquitecto Francisco Eduardo Tresguerras nos dejó una lección de ingeniería, pero lo más importante, de honradez.

He señalado que la obra pública más notable de los últimos 20 años en Celaya, son los puentes de la infamia, porque no solo se ha abusado en los tiempos y costos, sino también en la calidad de su construcción. Al punto que se están desmoronando, y su posible intervención tiene costos inexplicables, que dejan una gran pregunta ¿la desmesura es de quién los fija, o de quién los acepta? 

Tengo en la memoria los primeros datos que se referían al Puente de Constituyentes –salida a Salvatierra-, con relación a su rehabilitación. El programa general de obra del 2019 señalaba 10.5 millones para su rehabilitación, que no se usaron por la llegada de la pandemia. Así que se pospuso la intervención.

Entre sus propuestas electorales, el ciudadano Mendoza Márquez, retomó de la administración de la ciudadana Paniagua, el puente deprimido de Avenida Tecnológico con la avenida México Japón; el distribuidor Celanese, que está por terminarse, y que es una inversión privada, producto de la ampliación de la concesión ferroviaria por parte del gobierno federal, en ese paquete se encontraba la rehabilitación del mencionado puente de Constituyentes.

Ya siendo presidente municipal, el ciudadano Mendoza Márquez, a fines del mes de junio del 2022, “reconoció que, si bien la administración municipal etiquetó 10 millones de pesos para intervención del puente, resultan insuficientes y todo quedará en manos de SICOM”. 

Con esa habilidad para sembrar confusión y abonar a su favor, señaló ese mismo día, “No sabemos cuánto será el costo, aún es muy prematuro, no sabemos si sean 100 millones, porque primero se necesita el proyecto ejecutivo y ahí se determinará costos y tiempo de ejecución”.

Lo cierto, es que anticipó que la rehabilitación pasaría de 10 a 100 millones de pesos ¿Quién y bajo qué criterios, proyectó la primera inversión para la rehabilitación, y quién la segunda? Entre diez y 100 millones hay una diferencia no solo numérica, sino de capacidad profesional para dictaminar una intervención y su costo. La veracidad del dictamen si lo hubo, entre un gasto y otro no es menor. El salto fue desproporcionado, pero no fue el único.

Este puente se construyó en el 2005, y todo parece indicar que fue desechable, y lo justificó diciendo, que “su garantía había vencido”, como si la utilidad hubiese sido programada, y las fallas hubieran sido de un día para otro. Dijo, “en su momento cumplió con las especificaciones técnicas, y ahora no son las adecuadas”. De risa su argumentación, el puente fue construido con 90 trabes, que están por colapsarse, como si hubiesen sido hechas de cajeta endurecida.

Lo cierto, es que un puente hecho para durar 15 años, solo se puede construir en Celaya. Pero ese no es el único puente con riesgo de desmoronarse y repararse con cemento de azúcar.  También adelantó el ciudadano Mendoza, que el puente de Irrigación se construyó con la misma TÉCNICA, y que, si bien no presentaba daños, se reforzaría para evitar daños mayores”. Le doy un par de datos, hace 2 años la ciudad de Venecia celebró 1600 años de su fundación, Palacios, iglesias, y puentes fueron construidos en terreno pantanoso, se sostienen sobre palos de madera insertados en el barro, bajo el nivel del agua. Contraste usted, y no llore.

Otro argumento fue la carga vehicular, y no su uso. Es decir, se desmoronó porque cargaba mucho, como si la compresión fuese permanente. Un puente es para pasar, cruzar, y de cierto está diseñado para cargas de presión y compresión con un diferencial importante para evitar su colapso, suponiendo que su área de cruce fuese ocupada temporalmente por cargas dinámicas, es decir, vehículos.

Ya entrados en gastos como dijeran en casa del innombrable, en el mes de agosto, el director de IMIPE, dijo que “habría una reposición casi completa del puente dañado de Constituyentes que, de no hacerlo, podría causar un colapso con el tiempo”.

Detalló: “con excepción de sus rampas de acceso, cimentación y pilares, el puente vehicular de Avenida Constituyentes será demolido y repuesto en su totalidad al retirar las estructuras dañadas, ya que deberá de construirse de nuevo el área de rodamiento”. Comentó que “la cantidad de recursos para esto es cercana a los 100 millones de pesos”.

Y reiteró lo dicho por el ciudadano Mendoza Márquez, “cuando se realizó la obra de este puente, tipo viaducto, se cumplió con la normatividad, el diseño y construcción fue el correcto, se monitoreó la calidad del concreto y armado de los aceros y la estructura se hizo tal cual estaba en los planos”, pero…

Para documentar el asombro, ilustró con un argumento, como si la construcción de puentes o estructuras fuese descubierta hace 15 años: “años después de la construcción, a nivel internacional, se detecta que este tipo de estructuras y en particular el tipo de apoyos presentan fallamientos (las grietas)”; e insiste en justificar lo obvio, “es un problema que se tuvo por el desconocimiento sobre el comportamiento de este tipo de estructuras, no se conocía en el mundo y posteriormente se modificó la normativa”. Si el Arquitecto Eduardo Tresguerras viviera, se moriría de vergüenza ajena.

Casi al terminar el año pasado, en noviembre, el director de Obras Públicas, Marco Hernández, informó que, “ya se cuenta con el estudio técnico para demoler y construir un nuevo puente de Constituyentes, el cual contará con un nuevo diseño y la estructura tipo ballena, a fin de evitar nuevas fracturas”.

Explicó que, “será necesario demoler el puente, como se ha dicho. El IMIPE le está dando seguimiento, y el recurso será estatal, de unos 100 millones de pesos, con estructuras prefabricadas, tipo ballenas, y el diseño del puente será diferente”.

Ese día se disipó una duda que plantee líneas arriba. “El riesgo de la vialidad fue detectado desde la administración pasada, por lo que se contrató al ingeniero Miguel Santa Rosa para que hiciera, en ese tiempo, un dictamen especializado, el cual costó 450 mil pesos, informó en su momento Rodolfo Amate Tirado, entonces director del IMIPE”.

También se informó que “el aforo vial por el puente de la avenida Constituyentes, en el tramo mencionado, es de unas 20 mil unidades por día, de las cuales 8% es tráfico pesado”. Es decir, más allá de la estadística, estos datos revelan que la omisión en el tipo de aforo, permitió un daño al patrimonio público, que, por cierto, cada mes crece como espuma.

A finales del mes de enero de este año, el director del IMIPE, Sergio Martínez León, informó que, “COSTARÁ MÁS DE 100 MDP reponer puente de Constituyentes, porque el estudio determinó que las nuevas trabes aumentarán una tonelada de peso”. Y se aplicó en la argumentación técnica, que no hicieron cuando se construyó, cuando se usó, y cuando debió evitarse el desmoronamiento. Abundó, “las nuevas trabes aumentarán una tonelada de peso, afortunadamente, en la revisión de las estructuras se determinó que la cimentación aguanta el peso”, y “en el punto de apoyo de la ménsula de las trabes nuevas, se reforzarán con unos elementos estructurales metálicos”.  Aclaro, “el aumento será, porque es una obra adicional digámoslo así”

La semana pasada el ciudadano presidente municipal, que no tiene ningún empacho, en jugar con cantidades de numerosos dígitos, INFORMÓ que “Una parte de los recursos del préstamo del Gobierno del Estado se destinarán a cuatro grandes obras para Celaya por casi 800 millones de pesos”.

Y fiel a sus malabares discursivos, dijo “espero en Dios que, a finales de julio, el Gobernador venga a Celaya a anunciar públicamente las obras”, y bajo el cobijo divino deslizó un dato impresionante, la rehabilitación del puente vehicular de Avenida Constituyentes se ha incrementado hasta 170 MILLONES DE PESOS, leyó bien, CIENTO SETENTA MILLONES DE PESOS.

Debo decirle, no echemos las campanas al vuelo, porque si se retrasa un poco más, las trabes las cobrarán como si fueran de oro y plata. Parece menor el asunto, pero esa cantidad supera los 111 millones que se destinarán este año para obras de desarrollo social, en comunidades y colonias. Rescato un dato, en Celaya 48 de cada cien niños viven en la pobreza. La explicación la tenemos a la vista.

Revolcadero.
El ciudadano presidente municipal, reveló que tiene un proyecto sorpresa con una obra de infraestructura social, “de gran impacto”. Me pregunto, ¿Es una amenaza, promesa, o advertencia?

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