Guanajuato ha sido uno de los fenómenos políticos más importantes de México, y la ciudad de León, uno de los intentos por convertirla en el ejemplo nacional de administración y gobierno del panismo. Lo cierto es que ha sido un gran fracaso en términos sociales, no así en términos políticos y económicos para el Partido Acción Nacional, y para el conjunto de beneficiarios que crecieron a la sombra del periodo político que impactó la historia de México en los últimos 35 años.
El mejor dato que puede arrojar claridad sobre el desarrollo político, y que encierra las incógnitas de los acuerdos y pactos políticos, son los candidatos, los resultados electorales de los partidos políticos, y como consecuencia los gobernantes. Para interpretar las etapas que motivaron los acuerdos, es necesario que los resultados electorales de los partidos nos muestren sus huellas del comportamiento electoral. Sobre todo, ahora que los cambios en las gobernaturas estatales han cambiado la geografía y la orientación política del país, y Guanajuato está en la mira de la elección del próximo año.
Si bien la elección presidencial de 1982, donde es electo Miguel de la Madrid Hurtado, rompe con la visión nacionalista de la economía y la política, es hasta 1988 con la elección de Carlos Salinas de Gortari, que empiezan a cobrar forma y estructura los cambios a partir de la desnacionalización, privatización y desincorporación del patrimonio nacional acumulado en los últimos 50 años. Para ello, necesitaba un aliado que le permitiera impulsar todas las reformas constitucionales que se requerían, y ese aliado fue el PAN. El gobierno de Guanajuato fue entre otras cosas, la moneda de cambio que utilizó el PRI para darle sustento a la política económica salinista. Esto lo sabemos todos. Y esa es la explicación de la derrota anunciada del PRI, y el crecimiento desaforado del PAN hacia el gobierno de la República, teniendo como punto de partida la tierra de José Alfredo Jiménez y del Pípila.
Para comprender lo que vendrá, es necesario tener muy claros los datos que revelan el manejo intencionado y artificial de los procesos electorales. Comienzo con la elección estatal de 1979: el PRI obtiene 330,200 votos (83%); el PAN obtiene 49,525 votos (12.5%). El total de la votación fue, 396,525 votos, desde luego gana el PRI con una diferencia de 280,475 votos, el 71.5% entre uno y otro partido.
En la elección de 1985, el poderoso PRI obtiene 396,325 votos (64.2%); el PAN obtiene 116,927 votos (18.9%). El PRI disminuye un 19%, y el PAN aumenta 6.4% con relación a la elección anterior, pero aun así el PRI, le lleva una diferencia de 45.3%, en números fueron 279,398 votos de diferencia. El total de la votación fue de 617,630 votos, y aumentó 221,105 el número de electores.
En 1991, con Carlos Salinas de Gortari como presidente, y Carlos Medina Plascencia como gobernador interino a propuesta de Vicente Fox y del PAN, los resultados electorales tienen un “salto olímpico” para el PAN. El PRI obtiene 626,436 votos, el 53.1% del total de la votación, pierde el 11.1% con relación a la elección pasada. El PAN obtiene 418,324 votos, el 35.5% del total, crece 16% con relación a la elección anterior. La votación total es de 1,178,764 de un padrón de 1,646,872 electores, votó el maravilloso 71.5% de electores, nunca más veremos esa cifra.
En la elección de 1994, con Vicente Fox nuevamente de candidato a gobernador, y a unos meses del término del mandato de Carlos Salinas de Gortari, los resultados electorales fueron: el PRI obtiene 409,578 votos, el 32.9% de la votación total, y pierde 214,858 votos con relación a la elección pasada. El PAN obtiene 723,337 votos, el 58.1%, crece con relación a la votación anterior el 22.6% con 305,013 votos más.
Entre lo que pierde el PRI, y lo que gana el PAN, Vicente Fox gana la gobernatura sin mayor problema. A diferencia del periodo anterior, la votación aumenta con solo 66,231 votos, pero el Padrón Electoral creció con 481,440 nuevos votantes, y votó el 58.5%. Claro, ganó el PAN, el pacto político se formalizaba, y el proyecto de largo plazo, daba comienzo hacia la construcción de la candidatura presidencial, sustentado por el apoyo a la crisis económica del 94, el rescate bancario, y la privatización de más empresas nacionales.
La elección del 2000, concreta los acuerdos pactados, y la “transición democrática” se expresa en las dos posiciones pactadas -de interés para este análisis-, mantener el gobierno de Guanajuato, y tomar el Gobierno de la República -de esos números hablaremos en su oportunidad-. El PRI en la elección estatal obtiene 604,363 votos, el 34% de la votación total, y 1.1% más que en la elección anterior. El PAN realiza el gran salto olímpico del siglo 21, obtiene 1 millón 4 mil 603 votos, el 56.5% de la votación total, fueron 281,266 votos más que en la elección anterior. El padrón electoral creció con 620,196 electores, para llegar a 2,748,508 enlistados; votaron 1,777,979 ciudadanos, 532,948 más que en la elección pasada, alcanzando el 63.9% del padrón electoral. El ciudadano Juan Carlos Romero Hicks, llega en caballo de HACIENDA a la gobernatura de la mano de Vicente Fox. El reinado panista comenzaría, y el PRI como el Sol se ocultaría en una larga noche de 12 años.
La elección estatal del 2006 se da en el marco de la renovación del pacto nacional entre el PRI y el PAN. Renueva el PAN su posición en la Presidencia de la República, y Guanajuato continúa en el pacto. Desde luego, se renueva la continuación de la política económica, social y política que sustentó el PRI, y que es la médula que sustancia los acuerdos de apoyo mutuo. Fueron seis años de parodia y teatro electoral, tanto así, que estuvieron a punto de perder la elección presidencial con el PRD, y Andrés Manuel López Obrador, la diferencia fue de 243,934 votos a favor de Felipe Calderón, ese numero es un poco mayor al crecimiento electoral del PAN en Guanajuato en esta elección. Veamos.
En Guanajuato, la elección alcanza una cifra que sería la continuación de una gran incógnita. El PRI, obtiene 494,448 votos, el 26.2% de la votación total; disminuye 8.4% en relación a la elección pasada y pierde 109,915 votos; vuelve a bajar su porcentaje, llega a 26.2%. El PAN obtiene 1,166,820 votos, 162,217 votos más que en la elección anterior, obtiene el 61.86% del total de la votación, crece su porcentaje 5.3%. Esta votación será la mas alta en la historia político electoral del PAN, pareciera que todo se detiene o fluctúa, a pesar de que el padrón electoral crece significativamente, como lo veremos más adelante. El padrón electoral crece con 637,780 registros.
El 2012 es una fecha muy importante, el PACTO ELECTORAL termina. El PRI resurge de sus cenizas, es el ave fénix, magia electoral pura, que se traduce en votos como conejos en sombrero de mago ambulante. El PRI gana la Presidencia de la República, pero el PAN no dejaría que eso sucediera en Guanajuato. La elección vuelve a tener comportamientos anómalos, el PRI obtiene en un gran salto paraolímpico, 948,590 votos, son 454,142 votos mas con respecto a la elección anterior; aumenta el 92%, cifra sin precedente; obtiene el 40.9% de la votación total. El PAN obtiene 1,111,623 votos, el 48.02% de la elección, la diferencia con respecto a la elección pasada son 55,197 votos menos, y con respecto al PRI, es tan solo de 163,033 votos. El PAN en Guanajuato entró en rebeldía, y gana la elección, mantienen la “joya de la corona”.
Si bien con la llegada del PRI a la Presidencia de la República, evitan el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, en Guanajuato se mantiene el PAN, gracias a la renovación del PACTO político para que en el Congreso y el Senado se pueda lograr el paquete de Reformas Constitucionales de Peña Nieto, que necesitarían mayoría calificada, es decir, el apoyo de los diputados y senadores del PAN. Sellarían con broche de oro el PACTO POR MEXICO los “tres mosqueteros”, que luego vendrían a “tres tristes tigres”, PAN, PRI, Y PRD. Guanajuato, estaba a salvo, en manos del PAN y su guardián mayor Vicente Fox. Por esa traición del PRD, nacería Morena.
La elección del 2018 es el Titanic para el PRI, el último viaje a la nada. En Guanajuato se desalinean, abortan el intento del 2012. El Padrón electoral se incrementa con 535,476 registros. Decrece el nivel de votación con relación a la elección anterior, dejan de votar 225,915 ciudadanos. El PRI baja su votación a un nivel inferior a la votación de 8 elecciones anteriores, solo alcanza 266,916 sufragios, la gobernatura se entregaba con espuelas de oro y plata.
El PAN obtiene 1,040,949 votos; 70,674 votos menos que la elección anterior. Cuatro datos se destacan: votan menos ciudadanos, casi el 10% de la elección anterior; el PRI pierde el 72% de su electorado anterior; decrece la votación del PAN; el padrón electoral crece de 1985 al 2018 con 2,860,521 nuevos registros para llegar a un total de 4,396,360 electores.
Si observamos en línea el proceso electoral del PRI, solo en el 2012 supera casi tres veces su votación de 1979, y la pierde por debajo de ese año en la elección del 2018. El PAN crece 23 veces su votación inicial del año 1979 con relación a la elección del 2006 -la más alta en su historia-, y baja 11% en el 2018 en comparación con esa misma fecha.
Guanajuato en las últimos 44 años y nueve elecciones para gobernador, ha tenido resultados electorales que van mas allá de los perfiles o candidatos, sino mas bien responden a un pacto político para modificar el proyecto nacionalista del viejo PRI, por el nuevo PRI, que se hermana con el PAN para impulsar la desnacionalización, privatización y desincorporación del patrimonio nacional. Los resultados electorales concretos, son completamente asimétricos, desproporcionados, si consideramos que serían un reflejo del interés ciudadano en la vida política, entonces no corresponden a la realidad, porque el bienestar es el eje que mueve la participación ciudadana. Hoy Guanajuato tiene dos caras, la pobreza extendida, y la riqueza concentrada.
La irrupción de Morena en la Presidencia de la República, con sus pactos, alianzas, acuerdos con personajes tan disímbolos del PRI y el PAN puede explicarse, en dos sentidos: la intención de un cambio de modelo en la reconstrucción del país, y la permanencia de viejos intereses que terminan por socavar esos intentos. En Guanajuato, el pacto entre el PRI y el PAN para sostenerse en la gobernatura perdió el apoyo de la Presidencia de la República desde el 2018. Ahora solo les queda el interés común de no derrumbarse ante un nuevo rival como Morena, pero eso no sucederá, sobre todo, si no hay un grupo dirigente leal, unido, capaz de comprender la realidad para transformarla. Ese es un principio básico. Por ahora, el PAN a pesar de sus contradicciones y sus desaciertos, tiene ventaja mientras la pelea en Morena sea en su cancha y entre ellos.
Revolcadero.
¿Los ciudadanos pueden estar tranquilos? Le preguntan al ciudadano presidente municipal, y contesta: “en términos generales la población civil debe de estar tranquila, ustedes mismos lo saben, como se están dando y entre quienes se están dando esos delitos, lamentablemente, bueno, hay ocasiones, psss hay algunas víctimas, que son las menos afortunadamente, no. Pero yo creo que podemos transitar y vivir en Celaya con mucha tranquilidad…”.