Novela misteriosa, ligada a su vez a la excéntrica vida de Gustav Meyrink, hijo natural de un noble de imperio austrohúngaro y una actriz. De ascendencia judía, vive su infancia entre Viena, Munich y Hamburgo hasta establecerse definitivamente a los quince años en Praga. A los veintiún años, en 1889, funda con un amigo en Praga un banco, Meier y Morgenstern, y unos años más tarde, un 14 de agosto de 1892, a punto de quitarse la vida con una pistola, el ruido de un folleto deslizándose bajo la puerta de su vivienda evita que se vuele la tapa de los sesos. El título de la publicación, El más allá, lo hace declinar su intento de suicidio e iniciar sus estudios de ocultismo que a partir de entonces tendrán gran influencia en sus trabajos literarios, en incluso, decían algunos, en los negocios de su banco que caerá en bancarrota diez años más tarde. Meyrink será acusado de fraude y encarcelado durante el proceso que tras varios meses terminará declarándolo inocente. Sin embargo, el daño a su reputación le impide retomar sus actividades financieras por lo que decide abandonar Praga para trabajar en el campo editorial, donde empezará a publicar cuentos y piezas cómicas o sainetes para el teatro. Además, tras su salida de la cárcel se le diagnostica un trastorno incurable en la médula espinal, que finalmente supera tras unos años, según Meyrink, gracias al uso del yoga.
El golem (1915), éxito inmediato de ventas y su obra más conocida, reúne varios de los elementos esbozados anteriormente: un tema judío de fondo, la misteriosa figura humana que cobra vida a través de la palabra y que precede al desastre; una perspectiva esotérica que combina elementos de diversas tradiciones, alquimia, cábala, taoísmo, budismo, además de las leyendas locales, de una Praga cuyo barrio judío constituía una mina de relatos; y la experiencia carcelaria sufrida por el protagonista y narrador Athanasius Pernath cuya vida parece estar signada por la sombra del golem. La novela se desliza constantemente entre las dualidades de lo real y lo aparente, entre la vigilia y el sueño, entre el ser y sus infinitas posibilidades de desdoblamiento.
Editada durante la Primera Guerra Mundial, fue uno de los libros que acompañó a los soldados austriacos y alemanes en las trincheras. Ante su éxito, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Berlín comisionó a Meyrink la escritura de una novela ocultista propagandística que sugiriera al público que la masonería en su conjunto, y especialmente la francesa e italiana, era la culpable de la guerra. Para esto le remitieron una gran cantidad de literatura masónica. Los promotores esperaban imprimir medio millón de ejemplares para ser distribuidos en todo el mundo. Meyrink retrasó el trabajo cuanto pudo, pero ante la urgencia de la guerra el Ministerio le pidió regresar todo el material y lo puso en manos del político austríaco nacional alemán Friedrich Wichtl, uno de los precursores de la conspiración mundial masónico-judía que luego alimentarían el antisemitismo del general Erich Ludendorff, y que a su vez, décadas más tarde, desataría todo su horror en los callejones de Praga que acostumbraba frecuentar el golem.
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