¡Saludos preventivos! Seguiré insistiendo en la importancia de ser lector. Uno de sus beneficios es la posibilidad de decir bien nuestros pensamientos y decirlos con claridad. Leamos los cuentecillos de la semana.
EL GARABATO PERDIDO: “Fiona está aprendiendo a dibujar. Ya sabe trazar círculos, triángulos y cuadrados; sin embargo, su dibujo preferido es el garabato. Una mañana dibuja uno azul, muy lindo, en el centro de la hoja y luego va corriendo a tomar el desayuno. Al terminar, vuelve por su dibujo, pero ¡sorpresa, el garabato ha desaparecido! Lo busca por todas partes: debajo de la mesa, entre los libros, en su mochila… pero no aparece. Entonces, decide buscarlo más tarde o llegará tarde a clases. En la mochila, la maestra le pide a los niños que dibujen una casa, empleando las cosas que ya conocen. Fiona abre su cartuchera, ¡ Y encuentra allí su garabato, pegado en la punta del lápiz! Feliz, decide que este será el humo que salga de la chimenea”.
¡FORZUDO, PERO MIEDOSO!: “Como a Pedro le gusta llamar la atención, se le ocurrió adoptar al perro más grande que encontró. El perro guardián que eligió es enorme, y atemoriza a todos los perros del barrio. Perro está muy orgulloso, y no para de alardear delante de sus amigos: -¡Mastok no le teme a nada ni a nadie! Dice orgullosamente. Un día en el que Pedro y Mastok salen a pasear, se cruzan en el camino un minúsculo pequinés. Para nada asustado, el perrito le ladra a Mastok, furioso. ¡Este último, aterrorizado, huye despavorido! Y Pedro es arrastrado hasta su casa, por su perro corpulento, ¡Pero sobre todo muy miedoso!”.
LA CALESITA: “Pía adora ir al mercado con su abuela. Le gusta elegir con ella las frutas y ayudarla a llevar las compras en su pequeña mochila. Pero lo que más disfruta es mirar la calesita. Un día, decide, con el permiso de su abuela, subirse al caballo, se imagina que monta un caballo de verdad, con el cual atraviesa la pradera para alcanzar a una tropilla. La abuela la observa dar vueltas y vueltas… Pía ya está mareada de tanto girar, y cuando baja del caballo, algunas manzanas se caen de su mochila. ¡Una de ellas aterriza justo en la boca del caballo! -¡El pobre debe tener hambre después de esta larga cabalgata! -le dice su abuela. -¡Yo también!- responde Pía-¡creo que es hora de volver a casa!”. Nos leeremos en la próxima.
El Pilón Filosófico será un chiste: “Cómo se dice no entiendo nada en japonés. Ni intendo”.
Editorial: El Ateneo. Precio:$139. Capturista: Mónica Caballero.