Tras el cobarde asesinato de la candidata de Morena a la alcaldía de Celaya y la cadena de desatinos de los dirigentes de un partido u otro en atribuir o deslindar responsabilidades, de nuevo ha quedado en claro la negligencia de las autoridades para brindar seguridad, no sólo a sus ciudadanos, sino a quien podría haber gobernado uno de los municipios más importantes del estado. La sevicia del hecho: a plena luz del día, y con el acribillamiento a balazos de la víctima tendida sobre el asfalto, no es más que un reflejo del modus operandi que suma a diario más de una decena de homicidios en el estado y mantiene paralizada a una parte de la población por el miedo.

El día de ayer, Carmen Pizano de PopLab reportó algo inédito: por primera vez en lo que va de este sexenio todas las bancadas apoyaron la moción de Morena que exige al fiscal estatal que, cita Pizano, “haga su trabajo con diligencia”. 

Hace poco más de un mes, durante la presentación del Quinto Informe de la Fiscalía General del Estado (FGE), el gobernador Diego Rodríguez prorrumpió en llanto y declaró: “Yo me siento muy orgulloso de la Fiscalía que tenemos, porque tenemos al mejor fiscal del país”. Al día siguiente, la candidata apoyada por Rodríguez, que muy seguramente lo reemplazará en la gubernatura, Libia García, declaró que despediría al fiscal Zamarripa y al Secretario de Seguridad, Alvar Cabeza de Vaca. 

¿Promesas electoreras, buenas intenciones? No lo sabemos, pero ¿cómo pensará García sostener el pacto de impunidad, del cual Zamarripa es garante desde el sexenio de Juan Manuel Oliva? ¿Habrá en el fondo algo de voluntad política dentro del PAN para enfrentar a la delincuencia organizada y castigar a quienes se benefician de ella? ¿Tienen ya un candidato para reemplazar a Zamarripa? Y si lo tienen, ¿serían capaces de exigir la salida del fiscal antes de las elecciones de junio? Porque lo único que augura este contubernio es mayor inestabilidad: con un funcionario muy poderoso con la espada de Damocles pendiendo sobre su cabeza y una clase dirigente que no tiene forma de exculparlo pero saca provecho de su actuación. 

Recuerdo la imagen del fiscal orgulloso cuya foto, asomado al balcón, despide su informe 2023, de 300 páginas, donde dio cuenta de los más de 4.100 millones de pesos erogados por su institución (casi el doble de presupuesto anual de Irapuato). Ésta me hace evocar otra: la que cierra su informe 2020, donde como un émulo de superhéroe, de espaldas a la cámara contempla Ciudad Gótica a través del ventanal de su baticueva. 

El presidente López Obrador ha pedido varias veces su remoción, el congreso empieza a voltear las tornas. ¿Es esa la gratitud que merece el caudillo de la justicia en el estado? Imposible saber qué pasa por su cabeza en estos momentos, pero la historia del gran general bizantino Narsés, y lo mal que salió su insultante remoción al subir al trono Justino II (que terminó con la invasión de Italia por los lombardos), tal vez podamos hacernos una idea de lo difícil que puede ponerse la situación antes de las elecciones y durante los meses que transcurrirán hasta la toma de posesión de los candidatos ganadores.

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