Un gusto escuchar a Zedillo en el comienzo del 22. ¡Feliz Año!
El presidente López Obrador en días pasados habló de la “decadencia” de Mario Vargas Llosa. En una de sus matutinas se refirió a las críticas que le hizo el premio Nobel durante una conferencia sobre temas latinoamericanos en Miami. Al Presidente le dio gusto ver decadente al escritor y pensador.
Armados de curiosidad vimos en Youtube los discursos de Vargas Llosa quien califica a López Obrador de demagogo y populista. Desde su visión liberal democrática, el premio Nobel no cesa en describir una “regresión democrática en México”, una destrucción de las instituciones.
Sin embargo, lo más interesante no fue el ir y venir de descalificaciones entre el mandatario y el novelista, lo mejor estuvo en la presentación del ex presidente Ernesto Zedillo durante la reunión, quien dio cátedra sobre los problemas que nos aquejan y la desgracia del populismo. El ex Presidente no hace declaraciones en balde, ni da conferencias sin medir cada una de sus palabras. Rara vez lo hace. Es discreto. Sin embargo, nunca dejamos de pensar que hablaba de México.
Como extraordinario maestro que es, Zedillo comenzó por decir que él no podía dar una opinión “presidencial” como le pusieron al título de su exposición, porque simplemente él no era un presidente. “En una república democrática como lo es México, el presidente deja de serlo al término de su mandato”. Dio su charla en calidad de académico con la experiencia de trabajo gubernamental. La idea es clara, ningún presidente puede prolongar ni su mandato ni su poder en las decisiones nacionales. Se tiene que ir y ya. Un mensaje muy claro para ya sabes quién.
Desde el principio de su presentación, Zedillo afirma que es un gran honor estar con Vargas Llosa, que lo admira desde joven cuando leyó su primera novela y desde hace tiempo por estar de acuerdo en su pensamiento liberal. Vargas Llosa, al final de la conferencia, dice que a Zedillo se le debería erigir una monumento en Latinoamérica por haber dado cauce a la democracia en el país que tenía “la dictadura perfecta”.
Zedillo, doctor en Economía por la Universidad de Yale es ahora encargado del proyecto académico sobre globalización de la misma universidad. Dibujó en 20 minutos la situación de América Latina con sus problemas y dijo que había enfermedades que curar: el desapego al estado de derecho, la pobreza y la desigualdad, la falta de crecimiento y productividad de nuestras economías y la dolorosa desigualdad frente a las leyes.
Hubo afirmaciones contundentes. Creíamos que prosperamos por el precio de las materias primas, creímos que estábamos en desarrollo pero no. A partir del 2015 cambiaron las condiciones y nuestras economías se estancaron.
Sin nombrar directamente a México, explica que de los diez países en el mundo que tuvieron los peores resultados, seis son latinoamericanos, los más grandes, y no por falta de recursos, sino por ineptitud de los gobiernos. Hubo naciones más pobres de Asia, Europa emergente y África que tuvieron mejores resultados.
Durante la pandemia el peor resultado por región en términos económicos fue el de Latinoamérica. Ningún lugar del mundo tuvo el peor crecimiento durante el COVID-19.
Luego comentó: “Yo he escuchado a gobernantes nacionales y locales vanagloriarse de lo que hicieron durante la pandemia y repetir la estrategia populista de decir mentiras hasta que la frontera entre el conocimiento y la razón y la ficción populista llega a borrarse”.
“No podemos permitirnos eso por la memoria de quienes sufrieron la pandemia y no podemos permitirlo por lo que está en el futuro si no hay una recertificación y un cambio de rumbo”. (Continuará)