El viernes fue en México el día del ingeniero. El Presidente Echeverría determinó en 1973 que fuera el 1 de julio debido a que, en esta fecha, pero de 1776, se expidió la Real Cédula para la creación del Real Tribunal de Minería en México, el cual dio origen a la fundación del centro de docencia e investigación llamado Real Seminario de Minería, donde tuvieron lugar los primeros planes de estudio y textos para las primeras escuelas de ingeniería en América (hoy Facultad de Ingeniería de la UNAM, mi alma mater). Hace años charlaba con mi hijo estudiante de prepa, sobre la vocación, de esa decisión que a los jóvenes les inquieta sobre qué hacer con su vida y me preguntaba por qué decidí estudiar ingeniería.
La pregunta me llevó a recordar el proceso en el que se va construyendo el proyecto de vida. ¿Las personas “nacen” para una profesión o es, por el contrario, una opción que se “va construyendo”? Mi impresión es que somos más quienes estadísticamente fuimos construyendo esa decisión desde la infancia; ya por la influencia de algún profesionista; ya por el medio familiar, ya por la orientación vocacional, ya por experiencias de vida, ya por el propio descubrimiento de nuestras capacidades. Es decir, que predomina más el descubrir la vocación que el tenerla definida.
Yo elegí ser ingeniero por tener algún grado de facilidad con el pensamiento matemático y por el interés por solucionar problemas. Me emocionaba poder transformar el entorno con obras y proyectos y por eso me entusiasmó la ingeniería civil; me imaginaba diseñando, construyendo y solucionar problemas concretos de la gente. Diría que el ingeniero es por definición quien “soluciona problemas utilizando el ingenio, resolviéndolos con la menos cantidad de recursos y de la manera más eficaz”.
Después viene llegar a la universidad a estudiar ingeniería y que no es cosa fácil; sólo llegan a universidades 4 de cada 100 jóvenes en edad de estudiar; y pasa al posgrado solo la cuarta parte de ellos, es decir, es un privilegio llegar a pisar (no digo ya aprender) un aula universitaria.
En México la tendencia a la disminución de la matrícula de ingeniería en las universidades parecía irreversible, pero se ha recuperado gracias a la demanda de ingenieros por parte del sector productivo, particularmente en Guanajuato que ya es el primer “productor” de ingenieros del País.
Aunque los jóvenes prefieren todavía las áreas económico-administrativas y en nuestro estado las cosas no son diferentes: la matrícula de ciencias e ingeniería ronda ya el 25% del total. Es decir, la matrícula universitaria en México muestra que le profesión de ingeniería comienza a revalorarse, al mismo tiempo que la economía del conocimiento requiere cada vez más tecnólogos e ingenieros.
De entre las ingenierías, la civil (la más antigua de las ramas ingenieriles) ha mantenido estable su matrícula y se derivaron de ella muchas ramas desde hace cerca de 200 años. En México somos alrededor de 400,000 ingenieros, siendo la más numerosa la ingeniería en sistemas y la industrial; las que le siguen son química, electrónica, civil, bioquímica, mecatrónica, etc.
¿Son muchos? Quizá no los suficientes. Considero que los colegios profesionales tienen un rol importante en sembrar nuevas vocaciones para convencerles de estudiar la profesión (aunque creamos competencia sin duda). Estas vocaciones se forman cuando damos una conferencia en preparatoria, cuando formamos secciones estudiantiles, cuando se premia a colegiados, cuando hay líderes reconocidos, etc.
Es una carrera que interactúa con otras cercanas, pero requiere un dominio amplio de matemáticas, física y computación y se complementa perfecto con estudios de postgrado en áreas de administración de empresas, e inclusive de finanzas. En la práctica, muchos ingenieros crearon exitosas empresas cuando se complementa la formación de ingeniería con habilidades directivas y estratégicas.
Volvería a decidir a ser ingeniero si tuviera 18 años; volvería a ingresar a la universidad con el mismo gusto de saber de economía, de estadística, de diseño y cálculo. Sí, no me equivoqué de profesión y animo a los jóvenes que tienen ese gusto por lo práctico y el trabajo de campo.
Felicitaciones a los colegas ingenieros por su día, celebrado el 1 de julio.
MTOP