“El extremismo político incluye dos ingredientes primordiales: un diagnóstico excesivamente sencillo de los problemas del mundo y la convicción de que hay villanos identificables detrás de todo”.
John W. Gardner
El presidente López Obrador es un gran propagandista. Con metódica precisión elige a los “enemigos” a quienes culpar de todos los problemas. Pero cuando el diagnóstico es ideológico, las soluciones también lo son y no resuelven nada.
En los últimos días, ante la crisis del agua en Monterrey y otros lugares de Nuevo León, el presidente ha hablado del tema en varias ocasiones. Lejos de escuchar las opiniones de los especialistas, ha buscado y encontrado un villano responsable: las empresas.
El 22 de junio el mandatario argumentó que la razón de la crisis es la concesión “sin planeación” de permisos de uso de agua a empresas privadas durante el “período neoliberal”. “En el caso del agua no había planeación. ¿Cómo se va a dar permiso para poner cerveceras en el norte, pero, además, permisos para que la cerveza que se produce se exporte, o sea, que exportemos agua del norte, donde no hay agua?”. Confundiendo la situación de dos lugares muy distintos y distantes, Monterrey y Mexicali, cuestionó la planta cervecera que se estaba construyendo en Baja California y que canceló unilateralmente, pese a que contaba con una manifestación de impacto ambiental y cumplía todos los demás requisitos de ley.
El 27 de junio el presidente volvió al tema: “En una situación de emergencia se tiene que priorizar y se tiene que atender a la gente. No el agua para las empresas. Es un asunto de definir prioridades y también de buscar acuerdos porque los empresarios ayudan si se les hace un planteamiento. Si tienen compromisos de entregar cerveza, ya sea a nivel nacional o extranjero, buscar la alternativa sin necesidad de quitar concesiones ni de sancionar a nadie. Es nada más llamarlos; ellos saben quiénes son los que consumen más”.
Pero las empresas no son las que consumen más. Según el INEGI, el 76 por ciento del agua en nuestro país se utiliza para la agricultura, el 14 por ciento para el abastecimiento público, el 5 por ciento para la electricidad y el otro 5 por ciento para la industria autoabastecida. La agricultura no solo es el mayor consumidor, sino también el que tiene mayor desperdicio. De hecho, las reglas para el uso del agua en la agricultura están hechas para impulsar el consumo de toda una cuota, porque de lo contrario esta se pierde. Mientras en Monterrey se ha vivido una enorme escasez de agua, algunos predios agrícolas cercanos siguen usando la técnica de riego por inundación para no perder su cuota de agua.
El Presidente ha utilizado una y otra vez el proyecto de la cervecera de Constellation Brands de Mexicali como un ejemplo de mal uso del agua. Pero esta posición solamente revela ignorancia sobre el caso. La planta no solo habría consumido apenas un 0.2 por ciento del agua disponible en el valle de Mexicali, sino que por los compromisos de la manifestación de impacto ambiental debía realizar obras de infraestructura para garantizar cuando menos una situación neutra. Esto significa que el consumo de agua de la planta habría sido neutralizado por el ahorro de las obras.
El problema es que el presidente necesita para su propaganda villanos muy claros a quienes culpar de los problemas. Mucho más sensato realmente sería identificar las verdaderas razones de un problema para aplicar soluciones eficaces. Pero esta solución no tiene el impacto propagandístico de culpar a un villano.
Reloj de Dios
“Lo recomendable es volver al horario estándar, que es cuando la hora del reloj solar coincide con la hora del reloj social, el reloj de Dios”, dijo ayer el secretario de salud, Jorge Alcocer. Si bien en lo personal apoyo que no haya más cambios de horario, el argumento es sorprendente en boca de un científico en un gobierno laico.
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