Las formas de consumir productos multimedia, ya sean películas, series o miniseries, etc., ha tenido una evolución muy particular. El público es quien decide qué ver, a qué hora y en dónde. Hoy, las audiencias controlan su consumo multimedia.
La modalidad “bajo demanda” o, VOD (Video On Demand), es un sistema comercial que inició sin mucho éxito a principios de los 90, en el Lejano Oriente, fue en Hong Kong. En el presente, la industria del entretenimiento audiovisual basa su éxito comercial gracias a esta modalidad “a la carta”.
El público, nunca antes había tenido una oferta tan amplia de servicios y productos de entretenimiento mediático. Para quienes crecimos en los años 80 en México, era asombroso el número de canales que se podían ver en la TV, gracias a las gigantescas antenas parabólicas, inmensos aparatos dispuestos en las azoteas que captaban señales de televisión vía satélite.
Pareciera increíble que ahora una simple conexión a Internet es más que suficiente para tener acceso a un sinfín de películas, series y programas televisivos. Si el espectador no cuenta con alguna suscripción a algún servicio de streaming de video, no importa; también existen plataformas que no requieren suscripción o pago alguno para poder ver de manera legal los que contenidos que ofrecen.
En la actualidad, todavía es posible observar en la azotea de algún inmueble, rasgos de aquellos monstruosos y ya vetustos aparatos. Las “parabólicas”, no eran para todos los segmentos de la población. Había que desembolsar una buena suma de dinero para tener una en casa. Regularmente se ubicaban en propiedades donde habitaban familias por lo menos de clase media.
Ahora, una de las bondades del streaming es que no deja fuera de opciones de entretenimiento multimedia a ningún segmento social. Desde la base de la pirámide, hasta la punta, todos tienen la posibilidad de acceder a las ofertas de las plataformas dedicadas a ese rubro con solo tener acceso a Internet. Con esto, se ha dispersado y democratizado la industria del entretenimiento y sus accesos.
Tan solo en el año 2018, se produjeron alrededor de 10 mil 600 series de TV, para ser exhibidas en los diversos servicios de streaming de video. Este dato es aterrador. Quiere decir que la gente, el público consumidor, demanda cada vez estos productos, sí, pasando más tiempo frente a algún aparato repoductor.
Ya sea con antenas, sistemas de TV por cable, o por Internet, las masas se siguen sometiendo al control que implica estar frente a un monitor, sea cual sea el tamaño. Difícilmente la gente tendrá deseo de pasar menos tiempo en dependencia de algún aparato inteligente.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo