Hoy, me he ganado ese nombre, me lo han dicho a todo pulmón, ¿la razón?, “ponte otro pantalón, ese ya está muy sucio”.
Y así es, como de un momento a otro, paso, de ser buena mamá y que me ande abrazando todo el día, a la que no quiere acercarse mientras llora quejándose de lo mala que soy.
Debo decir que agradable no es, el momento en sí, es tenso, puedo ponerme a gritar, puedo darme la vuelta e ir a hacer otra cosa, o me regreso a ayudarle a buscar el “pantalón para correr”, decidí, regresar, hay que decir que la ropa estaba en su lugar, pero él quería usar “ese” no los 5 limpios que estaban enfrente, no, esos no, “ese”, finalmente, le puse aquellos 5, para que eligiera y me fui, cuando estuvo calmado y con otro pantalón se acercó a platicar.
Le pregunté ¿por qué me había hablado y gritado así? Contesto, “porque estaba enojado”, entonces aproveché el momento, le explique que cuando este enojado, se espere a calmarse para hablar, porque así, puede decir cosas feas y hacer sentir mal a alguien, además de que “se me tapan los oídos cuando grita y pues no entiendo nada” – les digo así para que bajen el volumen de su reclamo – solo me vio, dijo “ok, está bien, mami”.
Ya tenía otra actitud, el momento amargo había pasado, aunque claro, me pidió le explicara de nueva cuenta porqué el otro no, lo hablamos y quedamos bien, el asunto quedó arreglado.
Hay que decir, que hoy estaba calmada, otras veces, exploto como chícharo, me doy cuenta de que depende de mí reacción, la manera en la que, en este caso, actuó él, si grito, grita más, se vuelve competencia.
A veces, la tolerancia no llega tan fácil, menos si ando estresada o preocupada o simplemente distraída, darme cuenta no es lo mismo a hacerlo siempre, por lo visto, necesito más práctica.
Mientras tanto preparamos pepinos con limón y chilito, platicando de más cosas o simplemente, pasando el rato.
La opinión expresada en esta columna es responsabilidad de su autor (a) y no necesariamente representa la postura de AM Hidalgo