Entre las “mejores prácticas” de gobiernos municipales en México, ha estado desde hace tres décadas, el Miércoles Ciudadano, creado en León.
Fueron las primeras administraciones panistas las que buscaron un esquema de acercamiento a la ciudadanía para escuchar sus necesidades y atender con prontitud las quejas. Por años, fue documentado y visitado por otros municipios. Se escribieron artículos e incluso libros. Se trataba de tener un día en que la ciudadanía pudiera encontrar a los “funcionarios clave” en un solo lugar, conducidos por el Alcalde en turno, y así, se asegurara dar respuesta a los problemas de la ciudad.
Como toda estrategia, tenía sus partes buenas y no tan buenas, -pero constituida de una actitud frente al ciudadano: abrir las puertas de Presidencia y allí mismo resolver- fue formidable. En otras administraciones, debido a su éxito, se consideró que se trasladara a diferentes localidades todo el tinglado de “escritorios”. Esta segunda versión, que consideraba que no todos los ciudadanos pueden trasladarse hasta el centro, fue perdiendo su fuerza e impacto y esto hizo que incluso el día miércoles también, fuese abandonado por algunas administraciones, como la reciente, de Héctor López Santillana.
En el trienio pasado, la administración municipal practicó el programa Vía Directa, donde la Feria de Servicios se llevó a las colonias, pero por lo menos las dos que tuve la oportunidad de visitar en colonias populares, tenían poca afluencia, pues la gente tiene arraigada la costumbre de ir a Presidencia Municipal.
Considero que cualquier práctica (como el Miércoles Ciudadano) que ayude a los funcionarios públicos a sensibilizarse de los problemas ciudadanos, es indispensable. Junto a la capacitación, clima laboral, infraestructura, la sensibilización es clave para “sentir con el pueblo”. No es difícil medir el “perfil” de los asistentes al Miércoles Ciudadano. Predominan ciudadanos con problemas que son decisivos para su vida (predial, multas, escrituras, permisos, etc.) así como representantes sociales y de empresas que también están urgidos de respuestas a diversas problemáticas. Al estar la totalidad de las dependencias municipales, se puede tratar cualquier tipo de asunto. Lo mismo un descuento en un pago que agilizar un trámite, que exponer un problema. Por eso, prácticas como estas, son indispensables y celebro que Ale Gutiérrez la haya revivido.
A través de la mirada por años a estos eventos, me percato que el factor para que sea efectivo el Miércoles Ciudadano, es el liderazgo de los directores; esto es, que hagan sentir a sus colaboradores que la escucha de necesidades y los aprendizajes en su solución, son indispensables en la carrera del funcionario público. Los factores de éxito que identifico, son: asistencia de funcionarios de alto nivel; presencia de la Presidenta, módulo de orientación, entre otros.
La satisfacción de la gente es alta, pues los asistentes comentan que fueron bien atendidos y se fueron con el asunto resuelto o la promesa de que así será. En cuanto a la afluencia de solicitantes, esta es la resultante de una buena organización y atención de parte de la Presidencia; cuando la ciudadanía se percata de que no hay soluciones, el evento pierde credibilidad y deja de asistir. Por el contrario, cuando la afluencia es alta y las encuestas de opinión lo comprueban, es que el ejemplo de la Presidenta mueve a toda la institución a servir a la gente.
Calculo que la afluencia ronda los 700 ciudadanos en las mesas. De mantenerse este ritmo de crecimiento y si midiéramos la efectividad (es decir, asuntos arreglados comparados con asuntos presentados), podría asegurar que crecerá en beneficiados. Este miércoles fui uno más de los ciudadanos que visitó el Miércoles Ciudadano y me gustó la atención a la gente y sus problemas. Aunque algunas “ventanillas” tenían poca gente, vi que es un buen ejercicio para no dejar de sentir con la ciudadanía y resolver en el mismo lugar los problemas. Por eso, me alegro con la decisión de Ale Gutiérrez de revivir el Miércoles Ciudadano, una práctica que nació en León y que es indispensable en nuestra vida comunitaria.